Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ARTE - <strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> Perú<br />
Arguedas, Juan Rulfo y João Guimarães Rosa. Es<br />
como si tras la lectura <strong>del</strong> texto, se necesitase<br />
ahondar en la comprensión de las motivaciones<br />
a partir <strong>del</strong> trayecto físico. Reconocer en el<br />
escenario natural la actuación humana.<br />
Nos lleva a los territorios por donde discurren las<br />
historias imaginadas. A simple vista, pareciera ser<br />
un mero ejercicio de representación paisajística.<br />
Mostrar lo real <strong>del</strong> lugar en formato pictórico.<br />
Sin embargo, sabemos que eso es imposible.<br />
Pues el ojo <strong>del</strong> artista ya esta subjetivizando el<br />
paisaje desde el momento en que opta por un<br />
ángulo de visión. El acto <strong>del</strong>iberado de ubicar<br />
una perspectiva indica que el creador tiene la<br />
potestad de conducir nuestra mirada. Guiar<br />
las sensaciones para formar en nosotros una<br />
idea que se requiere demostrar. Demostrar, por<br />
ejemplo, que aquel río pintado es efectivamente<br />
un “Río de Muerte” (100 x 120 cm).<br />
Este conmovedor cuadro nos ubica de golpe<br />
en una posición privilegiada de visión. El río se<br />
encuentra a nuestros pies, desenvolviéndose<br />
ante un paisaje de incertidumbre, donde<br />
el hábitat humano parece sumergido en la<br />
fragilidad de su condición. Pero la mirada,<br />
aun en la distancia, nos involucra en un plano<br />
múltiple de posible caída desde un hipotético<br />
puente. ¿Nos caemos al río de la muerte? ¿O<br />
es el río de la muerte el que está a punto de<br />
devorarnos? La poderosa visión de este río<br />
mortal nos lleva al Aqueronte de la mitología<br />
griega, el que navegaba Caronte llevando las<br />
almas hacia Hades. Sin embargo, en el río que<br />
pinta Navarro, no se vislumbra ninguna morada<br />
final. No hay un más allá. Sino, por el contrario,<br />
nuestra visión choca con la quebrada como un<br />
muro infranqueable. Por ello, este río resulta<br />
más trágico que el aqueronte mitológico.<br />
En “Río de Muerte”, la expiración es un hecho<br />
insoslayable. El río, como metáfora de la vida,<br />
termina sin destino, rodeado de la portentosa<br />
fragilidad de nuestra condición. Ésta es la<br />
primera manifestación de la travesía a la que<br />
nos invita Navarro. Pero no se queda sólo en<br />
ella. Pues el pintor peruano, hombre de fe,<br />
sabe reconocer las señales de esperanza que se<br />
pueden develar en la contemplación exaltada<br />
o reflexiva <strong>del</strong> paisaje. Como una anabasis de<br />
teología plástica, José Francisco nos ofrece “Un<br />
pequeño camino liberador” (41.5 x 55.5 cm).<br />
Nuevamente el pintor nos sitúa en un plano<br />
privilegiado de visión recta. La vía arbolada se<br />
nutre de la luz que se esparce entre la hierba<br />
y el suelo. El punto de luz es la fuga visual en<br />
perspectiva que genera una gama de colores<br />
cálidos y serenos. Por momentos, las formas<br />
logran confundirse en una fiesta íntima de<br />
colores. Casi como una fantasía cromática,<br />
donde la música es el juego de matices<br />
sabiamente planteados.<br />
Frente al realismo lacerante de “Río de Muerte”,<br />
“Pequeño camino liberador” introduce el tema<br />
<strong>Anuario</strong> <strong>2011</strong> 73