Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
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ARTE - <strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> Perú<br />
Archivo SJ<br />
por el sol y la helada, nuestros ríos están<br />
corriendo ahora entre bosques de retama.”<br />
La rebeldía social<br />
"Una gran nostalgia de los paisajes serranos envuelve en<br />
melancolia la accion".<br />
poeta, admirandamente abiertos al mundo<br />
circundante, observan para nosotros el paisaje<br />
solemne y la abigarrada presencia humana, con<br />
la tristeza y la ternura de los cuentos de Chejov.<br />
Sólo en dos ocasiones ha situado sus relatos en<br />
la costa. “Orovilca” en Ica y “El Sexto” en Lima.<br />
Aunque en ellos el protagonista es de la sierra.<br />
Una gran nostalgia de los paisajes serranos<br />
envuelve en melancolía la acción. En “El Sexto”,<br />
cárcel limeña, el protagonista exclama: “¡Yo<br />
veré el río, la luz que juega sobre el remanso,<br />
las piedras que resisten el golpe de la corriente,<br />
y me purificaré de todo lo que he visto en esta<br />
cueva de Lima! Bajo las montañas quemadas<br />
Arguedas se siente un emisario de su pueblo. Y<br />
hay en sus primeros relatos un gesto de rebeldía<br />
audaz: “En el país una gran parte <strong>del</strong> pueblo ha<br />
perdido el miedo a la muerte, porque la muerte<br />
resulta mejor que la vida” 15 . El “mak’tillo” de<br />
los primeros cuentos (Agua, Los Escoleros,<br />
Warma Kuyay) realiza o planea venganzas<br />
contra “el principal” (el propietario) abusivo.<br />
Hay como un movimiento característico en<br />
estos arrebatos de ira. Un ambiente eglógico<br />
inicia la aventura. Es placentera la vida aunque<br />
sea pobre. Nubes de amenaza se levantan con<br />
la cercanía <strong>del</strong> principal que reparte a su gusto<br />
el agua y se apropia <strong>del</strong> ganado. El mismo que<br />
abusa de las muchachas. Un acto injusto <strong>del</strong><br />
principal desata la violencia <strong>del</strong> protagonista.<br />
“El arrebato de un odio puro”, dirá Arguedas 16 .<br />
Pero pronto se restablece el equilibrio. La<br />
tierra impone su ritmo sereno y una suave<br />
ternura invade el relato. “Y como amaba a los<br />
animales, las fiestas indias, las cosechas, las<br />
siembras con música y jariwi, viví alegre en esa<br />
quebrada verde y lleva <strong>del</strong> calor amoroso <strong>del</strong><br />
sol” (Warma Kuyay).<br />
15 “La cultura…”, pág. 6.<br />
16“La Novela…”, pág. 68.<br />
<strong>Anuario</strong> <strong>2011</strong> 83