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VE-15 JULIO/AGOSTO 2015

Recopilación de relatos y poesía de un grupo de aficionados a la escritura.

Recopilación de relatos y poesía de un grupo de aficionados a la escritura.

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víspera, un poco nervioso, se tomó una pastilla que le ayudara a<br />

dormir.<br />

Y llegó el gran día. Se puso su mejor traje, una corbata que le<br />

encantaba y se dirigió al Ayuntamiento donde se celebraba la boda,<br />

feliz y sonriente: su único hijo se casaba. Además, lo casaría un<br />

antiguo compañero de sus años de militancia política, alguien con<br />

más vista que él y que había llegado a ser Alcalde de su pueblo.<br />

Y subiendo las escaleras, se encontró de frente con Elisa. Diez<br />

años ignorando su paradero, y ahora, allí estaba. Se quedó de piedra,<br />

mirándola como un pasmarote. Estaba igual que el día que se marchó,<br />

como si el tiempo no hubiera pasado para ella. Mantenía la misma<br />

figura, alta y delgada. Un ligero vestido corto, enseñando aquellas<br />

piernas que lo volvieron loco en su juventud. Se acercaron para darse<br />

dos besos de amigos. El contacto de la mano sobre su hombro, los<br />

labios rozando sus mejillas y el olor de su perfume de siempre, fue<br />

suficiente para que Antonio sintiera un escalofrío en toda su columna<br />

vertebral, desde las cervicales hasta las lumbares.<br />

Estuvieron juntos en la ceremonia. En el banquete, comieron,<br />

bebieron y bailaron como en los viejos tiempos. La noche se les pasó<br />

en un suspiro. Cuando en los ventanales empezaba a clarear, los<br />

músicos de la orquesta recogieron sus instrumentos. Solo quedó la<br />

batería, como si se hubieran olvidado de ella.<br />

Elisa se le plantó delante. Apoyando las manos por detrás de su<br />

nuca y retándolo con su mirada más seductora le dijo:<br />

—Vámonos a casa. Vivamos tranquilamente en nuestra casa de<br />

la playa. Pasearemos, cuidaremos el pequeño jardín, leeremos y<br />

veremos la televisión. Venga, vámonos.<br />

Antonio no se lo pensó ni un segundo, encogiéndose de<br />

hombros y con la mejor de sus sonrisas, aceptó encantado la<br />

propuesta.<br />

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