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El Arbitraje en la Doctrina Constitucional Española - lima arbitration

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BERNARDO M. CREMADES8. Conclusión<strong>El</strong> jurista práctico hace bi<strong>en</strong> de abstraerse de vez <strong>en</strong> cuando de su diaria actividad.Siempre resulta una tarea fértil alejarse del concreto procedimi<strong>en</strong>to arbitraly analizarlo desde el prisma constitucional. Reflexionar desde <strong>la</strong> óptica de <strong>la</strong>Carta Magna, o si se prefiere desde los derechos y libertades tal y como los estádefini<strong>en</strong>do el Tribunal <strong>Constitucional</strong>, es de gran interés práctico. La Constituciónes el broche final de todo nuestro quehacer jurídico, también del suumcuique tribuire <strong>en</strong> vía arbitral.La doctrina s<strong>en</strong>tada por el Tribunal <strong>Constitucional</strong> <strong>en</strong>torno al «equival<strong>en</strong>tejurisdiccional», como así considera al arbitraje, resume tantas páginas de nuestralegis<strong>la</strong>ción y doctrina. Ti<strong>en</strong>e su orig<strong>en</strong> contractual <strong>en</strong> el conv<strong>en</strong>io arbitral,pero con unos c<strong>la</strong>ros efectos procesales al dotar al <strong>la</strong>udo <strong>en</strong> que concluye elprocedimi<strong>en</strong>to de los efectos de cosa juzgada.<strong>El</strong> árbitro no es un funcionario público ni se equipara su status al del juezestatal, pero ejerce funciones jurisdiccionales. Por ello, deb<strong>en</strong> garantizarse losderechos constitucionales a qui<strong>en</strong>es solicitan justicia <strong>en</strong> vía arbitral. <strong>El</strong> árbitrono puede p<strong>la</strong>ntear sus dudas al Tribunal <strong>Constitucional</strong>, ni cuestiones prejudicialesal Tribunal Europeo. Tampoco cabe ape<strong>la</strong>r contra sus decisiones con unrecurso jurisdiccional por quedar impedido el juez <strong>en</strong> revisar el fondo de susdecisiones; se puede, eso sí, solicitar <strong>la</strong> nulidad de sus actuaciones y <strong>en</strong> especialde sus <strong>la</strong>udos arbitrales <strong>en</strong> supuestos graves, legalm<strong>en</strong>te predeterminados.<strong>El</strong> árbitro debe aplicar <strong>la</strong> Constitución como norma suprema de nuestroord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico. En cuestiones procesales está obligado a garantizar a<strong>la</strong>s partes los principios de audi<strong>en</strong>cia, contradicción e igualdad. La doctrinaconstitucional le coloca también como garante del ord<strong>en</strong> público, con el debidorespeto a <strong>la</strong> voluntad de <strong>la</strong>s partes que por su conv<strong>en</strong>io dieron orig<strong>en</strong> ydespués vida al procedimi<strong>en</strong>to arbitral.Acudir al arbitraje no cuestiona <strong>la</strong> tute<strong>la</strong> judicial efectiva, pues los jueces ylos árbitros son verdaderos socios <strong>en</strong> <strong>la</strong> garantía de <strong>la</strong> libertad contractual de <strong>la</strong>spartes <strong>en</strong> litigio. Se puede hab<strong>la</strong>r de una verdadera ósmosis <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> autonomíade los árbitros y <strong>la</strong> correspondi<strong>en</strong>te tute<strong>la</strong> judicial. En <strong>la</strong> medida <strong>en</strong> que losárbitros garantic<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> público <strong>en</strong> sus decisiones evitarán <strong>la</strong> interv<strong>en</strong>ciónjudicial <strong>en</strong> su actividad; por el contrario, <strong>la</strong> dejación de sus derechos y obligacionesobligará a los jueces y tribunales a ejercer su misión anu<strong>la</strong>ndo <strong>en</strong> su caso<strong>la</strong> decisión arbitral.LIMA ARBITRATION. N° 1 - 2006 219

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