36Tenemos el privilegio de poder estar en presencia del Rey de reyes; y, cuando comparecemos ante él, todo supoder y grandeza nos respaldan para procurarnos recursos. La oración es nada menos que llegar hasta la presenciadel Omnipotente para disponer de los recursos del Eterno.EPAGGELIA 1860 Y EPAGGELLESTHAI 1861(ἐπαγγελία y ἐπαγγέλλομαι)<strong>PALABRAS</strong> DE PROMESAEn el NT, el nombre epaggelia significa promesa, y el verbo epaggellesthai quiere decir prometer. Debemosconsiderar primeramente los usos clásicos de estas palabras, ya que tienen mucha luz que arrojar sobre sus significadosy matices en el NT.(I) En el griego clásico, estos vocablos son muy frecuentes—y casi técnicos—en conexión con las proclamas.Son las palabras que se usan respecto del anuncio de los juegos públicos o los sacrificios a los dioses. Generalmentese usan respecto de algo que interesa a todos.(II) En el griego clásico hay más de una palabra para expresar la idea de promesa, y lo más interesante deepaggelia radica en que su significado característico es promesa que se hace libre y voluntariamente, es decir,una promesa no obtenida de alguien por fuerza.No es ni siquiera una promesa fruto de un determinado y mutuo acuerdo; eso sería hyposchesis. Epaggelia es,característicamente, una promesa hecha en el albedrío de uno. Tiene en sí mucho más de ofrecimiento libre quede promesa condicionada.(III) En el griego clásico, epaggelia y epaggellesthai comportan a veces una ligera idea de deshonestidad; esdecir, implican una professión que luego no se cumple en la realidad. Otras veces tienen que ver con las eleccionespolíticas, por lo que describen el manifiesto de un candidato con todas las promesas de lo que se proponehacer, pero que luego, si es elegido, se demuestra que las tales promesas no eran sino un cebo y que no había lamenor intención de cumplirlas.Estas palabras también se refieren a los ofrecimientos que hacían los sofistas. Los sofistas eran maestrosgriegos que proliferaron en el siglo V a. de J.C. y que ofrecían enseñar lo que fuera a [página 68] quien fuese acambio de dinero. Los grandes maestros, como Platón e Isócrates, los consideraban con intensa aversión. Decíanque toda la obra de los sofistas consistía en capacitar a las gentes para que pudieran argüir de tal manera, que elpeor razonamiento apareciera ante los demás como el mejor, pero que, en realidad, todo lo hacían principalmentepor dinero.Los sofistas profesaban (epaggellesthai) enseñar la virtud, mas era una profesión vacía. Competían entreellos, profesando cada uno ser capaz de ofrecer un curriculum mejor y más eficaz que el de su rival.Estos dos vocablos se usan a veces para describir las profesiones del amante. En la primera floración rosadadel amor, donde todo es fascinación y excitación, el amante prometerá lo que sea. Pero, cuando hay que llevarloa la práctica en la realidad, las profesiones quedan reducidas a un conjunto de palabras huecas. Por tanto, losvocablos pueden ser usados respecto de una promesa magníficamente hecha, pero miserablemente cumplida.Finalmente, y siguiendo esta línea, ambas palabras pueden ser utilizadas respecto de las propiedades curativasde una determinada droga, destacándolas de tal forma, que la presentan como la panacea para todas las enfermedades.Algunas veces, pues, estas palabras pueden ser usadas en conexión con una profesión que los hechosdesmienten.En el NT, epaggelia y epaggellesthai se emplean uniforme y consistentemente respecto de las promesas deDios. Solamente hay dos casos en los que se refieren a promesas humanas.En Hch. 23:21, los judíos aguardan la promesa del gobernador militar de Jerusalén de enviar a Pablo a Cesarea,y así ellos poderlo asesinar en el camino. En Mr. 14:11 leemos que las autoridades judías prometieron pagara Judas por la información que permitiera arrestar a Jesús.Pero, fuera de estos dos casos, en el NT las palabras se usan siempre con relación a las promesas divinas, queson a las que prestaremos atención.Las promesas de Dios no empiezan con el NT.(I) Dios hizo su promesa especialmente al pueblo de Israel (Ro. 9:4; Ef. 2:12). Dios ofreció a Israel ocuparuna posición sin par entre las naciones; en un sentido, Israel era su pueblo peculiar. La tragedia de Israel fue malentendersus funciones. Se convenció a sí mismo de habérsele prometido privilegios y honores especiales, cuan-
37do, en realidad, lo que se le había ofrecido era un deber y responsabilidad especiales. El ofrecimiento de Dios essiempre el de una tarea que hacer para él.[página 69] (II) La promesa que Dios hizo al pueblo de Israel derivaba fundamentalmente de la triple promesaque hizo a Abraham, a saber: (a) la tierra prometida (Hch. 7:5; He. 11:9, 13), (b) un hijo de Sara, cuando estoparecía imposible (Ro. 9:9; Gá. 4:23, 28) y (c) que en él serían benditas todas las naciones de la tierra (Ro. 4:13;Gá. 3:16; He. 6:13).Abraham fue el hombre escogido a través del cual vendría bendición al mundo. Dios escogió a Abraham comoel hombre mediante el cual pudiera actuar sobre los hombres. Dios está siempre procurándose hombres através de quienes él pueda obrar.(III) Dios prometió un Mesías descendiente de David (Hch. 13:23, 32). Mesías y Cristo significan lo mismo.Tanto Mesías, palabra hebrea, como Cristo, palabra griega, se traducen ungido. Dios prometió un Rey a travésdel cual los reinos del mundo llegarían a ser el reino del Señor.(IV) Todas las promesas del AT se cumplen en Jesucristo (Ro. 15:8; 2 Co. 1:20; Gá. 3:19, 29). Cuando Jesúsvino, era como si Dios hubiera dicho a los hombres: “He aquí uno en quien todas mis promesas se cumplen.” EnJesús se encuentran el sueño de Dios y el sueño de los hombres.(V) En Jesús no sólo viene al hombre el cumplimiento de las viejas promesas, sino también una mejor promesa(He. 8:6; 9:15). Jesús no es únicamente el cumplimiento de las promesas y sueños del pasado; es el queademás trae a los hombres los más preciosos y formidables dones que jamás hubiesen podido imaginar.Esto es importante porque significa que Jesús no cumple únicamente las profecías y los ideales del AT, sinoque los supera; que no sólo trae a la vida algo que se gestó en el pasado, sino algo completamente nuevo.Cuando vemos hasta dónde se remonta la promesa de Dios, descubrimos el sentido de la historia. Podemosprometer algún regalo o privilegio a un niño, y dárselo cuando sepa comprenderlo y disfrutar de él. Por ejemplo,un padre puede planear y ahorrar para que su hijo reciba educación universitaria cuando tenga la edad requerida;pero, entre tanto, el padre hará todo lo posible porque el niño adquiera la preparación necesaria para disfrutar dela promesa. Esto es lo que Dios hizo con los hombres.Dios escogió un hombre; y escogió un pueblo; y de ese pueblo, en su día, vendría su Hijo. Pero, aunque Diosescogió ese pueblo, no dejó abandonado el resto del mundo. Para Clemente de Alejandría la filosofía pagana fuelo que preparó al gentil para aceptar a Cristo, como la ley fue la que preparó a los judíos. Y, pensando así, descubrimosque el objeto de la historia es preparar a los hombres para que acepten las promesas y el ofrecimiento deDios.Ahora veamos lo que Dios prometió a su pueblo en Jesucristo.[página 70] (I) Dios prometió a los hombres el don del Espíritu Santo (Lc. 24:29; Hch. 1:14; 2:23; Ef. 1:15).El Espíritu Santo puede ser considerado como la actividad de Dios en la mente y el corazón de los hombres. ElEspíritu Santo es el poder, la presencia y persona que conduce a los hombres por el camino recto de la vida y delpensamiento potente y limpio, de la lucidez y persuasión del discurso. De las promesas de Dios, la del EspírituSanto es la que nos hace vivir y pensar con su propio poder.(II) Con el don del Espíritu Santo, Dios prometió el don del perdón (Hch. 2:39). El perdón es bastante másque la remisión de un castigo que teníamos impuesto. Esencialmente, el perdón es la restauración de una relaciónperdida. No es que Dios se hubiera desentendido de los hombres. Es que los hombres se habían desentendidode Dios. A través de lo que Jesucristo ha hecho, podemos ser amigos de Dios.(III) Dios promete al hombre vida eterna, vida en el tiempo y vida en la eternidad (1 Ti. 4:8; 2 Ti. 1:1; Tit.1:2; Stg. 1:12; 1 Jn. 2:25). Vida eterna no es simplemente vida que dura para siempre. Es cierto que el NT nuncaolvida que Dios prometió a los hombres la resurrección de los muertos (Hch. 26:6). Pero lo esencial de la vidaeterna no es duración; sino calidad.Se dice que, en cierta ocasión, un soldado fue a Julio César con el ruego de que le permitiera suicidarse paraacabar así con su vida de amarguras. El soldado se mostraba profundamente deprimido. César, ante esa imagentan expresiva de la melancolía, dijo: “Hombre, ¿has estado realmente vivo alguna vez?”La vida eterna empieza aquí y ahora. Vida eterna es la inyección en los dominios del tiempo de algo que estábajo el dominio de la eternidad; es algo propio de Dios irrumpiendo en la vida humana. Es la promesa de Dios deque si un hombre escoge vivir con Jesucristo, los cielos empiezan en la tierra. Es la venida de la paz y del poderde Dios al hombre turbado y frustrado.(IV) Dios promete el reino a aquellos que le aman (Stg. 2:5). Se da el caso demasiado frecuente de que loshombres piensan que Dios los llama a una vida malcarada, de inflexible disciplina, en la cual tienen que renun-
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