Restaurantes - Curt Ediciones
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OPINIÓN Por Meritxell Falgueras<br />
El vino al desnudo<br />
Hay personajes que adoro<br />
en el mundo del vino:<br />
René Barbier, Michel Rolland,<br />
Jean-Luc Thunevin,<br />
Steven Spurrier, Isacín<br />
Muga, Juan Carlos López de La Calle,<br />
Cristopher Cannan, Josep Mª Albet i Noya,<br />
Josep Mª Pujol Busquets, Mariano García,<br />
Josep Mª Ferrer, Agustí Torelló, Miguel<br />
Torres, Ferran Centelles, Josep Roca...<br />
Una lista muy masculina, que no tengo<br />
ningún problema en feminizar y que se<br />
rige por mi experiencia personal.<br />
Dicen que las mujeres no nos ayudamos<br />
las unas a las otras, pero a mí me gustaría<br />
decir que he encontrado grandes sumilleres<br />
–Manuela Romeralo, Mª José Huertas,<br />
Judith Cercòs, Rosa Vila, Anne Cannan–<br />
y enólogas –Montserrat Mascaró,<br />
Isabel Mijares, Blanca Ozcariz, Adriana<br />
Ochoa– que han sido un ejemplo a seguir.<br />
También me gustaría destacar la energía<br />
positiva y la creatividad de Carme Ruscalleda,<br />
que se ha atrevido con el vino de la<br />
mano de la bodega Alcorta. Otra de estas<br />
grandes personalidades que he encontrado<br />
es Alice Feiring. Esta mujer pelirroja,<br />
apasionada, delicada, amable, tímida<br />
–como surgida de una película de Woody<br />
Allen– es una defensora de los vinos auténticos.<br />
Siempre<br />
he podido leer sus<br />
libros en premieur<br />
en mis visitas a Estados<br />
Unidos. En la<br />
presentación de su<br />
libro editado por<br />
Tusquets La guerra<br />
del vino y del amor<br />
(subtitulado “como<br />
salvé el mundo de la<br />
parkerización”) en<br />
Barcelona solo se degustaban<br />
vinos naturales<br />
con la mínima<br />
intervención humana<br />
posible y con la máxima<br />
expresión del vino,<br />
sin maquillar. En esa ocasión solo me atreví<br />
a espiarla sin saber qué decirle. Sólo al<br />
despedirme le regalé un anillo en forma<br />
de uva hecha de puntilla. Después de seguirla<br />
durante años la he podido entrevistar<br />
en su ciudad, desayunando, con más<br />
perspectiva, sobre todo con más preguntas<br />
y menos prejuicios. Su último libro se<br />
titula Naked Wines (subtitulado “letting<br />
grapes do what comes naturally”) y habla<br />
de los vinos que no necesitan ni añadir ni<br />
quitar nada. Un streaptease donde el vino<br />
es provocativo, vivo, sensual y puro. La<br />
historia va sobre sus propias decisiones a<br />
la hora de hacer su propio vino y con su<br />
lectura nos acercamos al ideal de la viticultura<br />
y enología más ancestral en el momento<br />
que tenemos más tecnología. Dedica<br />
un capítulo entero a los vinos<br />
españoles con el título “Ese oscuro objeto<br />
de deseo”. Nos quedan asignaturas pendientes,<br />
apunta la periodista del New York<br />
Times. Pero en su Arca de Noé salva a algunas<br />
bodegas españolas como Mendall<br />
y Els Jepelind en Penedès, Benitos Santos<br />
en Rías Baixas, Bodegas Carballo en<br />
Las Palmas y Bodegas Monje en Tenerife<br />
(las dos en las Islas Canarias), Lopez Heredia<br />
en Rioja y vinos Ambiz en Madrid.<br />
En su lista no hay<br />
puntuaciones solo un<br />
“tal vez te gustarán”.<br />
El American Vigneron<br />
no se escapa de<br />
la mordaz, al igual<br />
que constructiva crítica,<br />
de esta amante<br />
de los vinos con<br />
literatura y sin pelos<br />
en la lengua. Ha<br />
puesto un examen<br />
a los viticultores<br />
para poder medir<br />
su grado de “naturalidad”<br />
que no tiene<br />
desperdicio. Le<br />
sigue la lista de los<br />
componentes que<br />
se pueden utilizar en Estados Unidos, dignos<br />
de revisar. Aún no tiene editores en<br />
Europa y si no os queréis quedar solo con<br />
esta pequeña degustación podéis ir al original<br />
en inglés editado por Da Capo Press.<br />
Ella misma lo define como un viaje personal<br />
en el nuevo (de más de miles de<br />
años) mundo del vino natural. Si tengo<br />
que hacer una nota de cata de ella, me parece<br />
Alicia en el país de las maravillas pero<br />
en Vinolandia. Esta neoyorquina, que estudiaba<br />
sobre el potencial terapéutico de<br />
la danza, ha caído en la viña, en el pozo<br />
de la fermentación. Desde entonces con<br />
una formación autodidacta, mucha cultura<br />
y un buen olfato baila al ritmo de su<br />
peculiar gusto. Su paraíso está en el Loire<br />
y en el norte de Italia. En su web<br />
www.alicefeiring.com dice que busca con<br />
pasión los Trotskys, los Roths, los Chaucers<br />
y los Whartons del mundo del vino.<br />
Quiere que el vino hable claro aunque por<br />
ello tenga que discutir con empresarios,<br />
denunciar procesos, ir contra la estandarización<br />
del vino y denunciar la dictadura<br />
de las puntuaciones Parker. Hace unos<br />
años escribí en esta revista que no era sexy<br />
criticar y que estaba cansada de los que<br />
iban en contra del abogado báquico por<br />
excelencia haciéndose un nombre a su<br />
costa. Ahora veo que Miss Feiring marca<br />
un estilo personal (hippy, irónico, romántico)<br />
que va dando lugar a la paridad en el<br />
Olimpo de las plumas escarlata amaranto.<br />
Cuando al final de la entrevista le dije<br />
que yo era la que le había regalado ese anillo,<br />
supo porque mi rostro le era familiar...�<br />
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