que han ido rodando en los últimos tres lustros,<strong>de</strong> prisión en prisión, o que han sido asesinadas,no por haberse rebelado con las armasen la mano contra el sistema existente, sinosimplemente por no po<strong>de</strong>r aceptar las doctrinasor<strong>de</strong>nadas por el Estado y por tener opinionesdistintas a las <strong>de</strong> los gobernantes sobrela solución <strong>de</strong>l problema social.Esta situación no pue<strong>de</strong> ser explicada por lapresión <strong>de</strong> las condiciones externas, como hanquerido persuadirse muchos ingenuamente. Esresultado lógico <strong>de</strong> una actitud enteramente antilibertaria,que carece <strong>de</strong> la menor comprensióno simpatía para los <strong>de</strong>rechos o convicciones <strong>de</strong>los hombres. Es la lógica <strong>de</strong>l Estado totalitario,que conce<strong>de</strong> al individuo la justificación <strong>de</strong> suexistencia sólo en tanto que sirve a la máquinapolítica. Un sistema que pudo estigmatizar la libertadcomo "prejuicio burgués" no podía llevara otros resultados. En su <strong>de</strong>sarrollo, elevóa principio fundamental <strong>de</strong> Estado la supresión<strong>de</strong> la libre expresión <strong>de</strong> las opiniones, y ha hecho<strong>de</strong>l cadalso y <strong>de</strong> la cárcel la piedra angular<strong>de</strong> su existencia. Más aún: ha llegado máslejos, en ese <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>sastroso, que cualquierotro sistema reaccionario <strong>de</strong>l pasado. Sus representantesno se contentan con reducir a laimpotencia a sus opositores socialistas y revolucionarios,arrastrándolos ante los tribunales oenterrándolos vivos , sino que niegan también asus víctimas sinceridad <strong>de</strong> opinión y pureza <strong>de</strong>carácter , y no retroce<strong>de</strong>n ante ningún mediopara presentarlos ante el foro mundial comobandidos y como instrumentos al servicio <strong>de</strong> lareacción.Los hombres y mujeres que sufrían en lasprisiones <strong>de</strong> la Rusia zarista eran consi<strong>de</strong>radospor el mundo liberal como mártires <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as.Ni siquiera los carceleros <strong>de</strong>l zarismo han tenidola <strong>de</strong>svergüenza <strong>de</strong> lesionar su integridado <strong>de</strong> poner en tela <strong>de</strong> juicio la sinceridad <strong>de</strong> susopiniones. Pero las víctimas <strong>de</strong> la dictadura proletariafueron difamadas y calumniadas sin pudorpor sus opresores y presentadas al mundocomo la hez <strong>de</strong> la sociedad. Y centenares <strong>de</strong> millares<strong>de</strong> fanáticos en todos los paises , cuyos débilescerebros han sido ajustados al ritmo <strong>de</strong> lamúsica <strong>de</strong> Moscú y han perdido toda capacidadpara pensar por propia cuenta , si es que algunavez lo hicieron, repiten irreflexivamente lo queles han dictado los autócratas moscovitas.Nos encontramos así ante una reacción máshonda y más <strong>de</strong>sastrosa en sus consecuenciasque cualquiera otra reacción política en el pasado.Pues la reacción actual no está encarnadaen sistemas especiales <strong>de</strong> gobierno surgidos <strong>de</strong>los métodos <strong>de</strong> violencia empleados por pequeñasminorías. La reacción actual es la fe ciega<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s masas que proclaman como incondicionalmentebuena toda violación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechoshumanos, siempre que sea ejecutada por unsector particular, y con<strong>de</strong>na sin crítica lo que esseñalado por ese sector como falso y herético.La creencia actual en la infalibilidad política <strong>de</strong>ldictador, reemplaza a la creencia en la infalibilidadreligiosa <strong>de</strong>l Papa católico y lleva a los mismosresultados morales. Es posible luchar contrala fuerza <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as reaccionarias mientrascabe apelar a la razón y a la experiencia humanas.Pero contra el ciego fanatismo <strong>de</strong> papagayossin pensamiento que con<strong>de</strong>nan <strong>de</strong> antemanotoda convicción honesta, la razón es impotente.Hitler, Mussolini y Stalin son los símbolos <strong>de</strong>esa fe ciega que repudia <strong>de</strong>spiadadamente todolo que se opone a su; po<strong>de</strong>r. Las funestas farsasjudiciales contra los llamados "trotzkistas" enMoscú, son ilustraciones sangrientas. Cualquieraque tenga un resto <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> juicioha <strong>de</strong> reconocer que la auténtica tragedia <strong>de</strong>esas farzas jurídicas ha tenido lugar tras losbastidores <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong>l proceso. Los más viejosy <strong>de</strong>stacados jefes <strong>de</strong>l partido, todos amigos fieles<strong>de</strong> Lenin, rivalizan ante el tribunal en autoacusacionesque jamás se habían visto antes enun proceso político. Cada cual procura exce<strong>de</strong>ra los otros en la bajeza <strong>de</strong> la propia anulación,a fin <strong>de</strong> aparecer ante el mundo comovil instrumento <strong>de</strong>l fascismo; y todos, con asombrosaunanimidad, señalaron a Trotzky como
el instigador <strong>de</strong> los crímenes que se les imputaban.Ningún movimiento está seguro contra lostraidores eventuales en sus filas. Pero creer quela mayoría <strong>de</strong> los jefes m4s prominentes <strong>de</strong> unmovimiento se consi<strong>de</strong>ran a si mismos, traidores<strong>de</strong> todo lo que habían predicado antes, es cosaque sobrepasa a cualquier medida. ¿Y si, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> todo, esa terrible acusación estuviese basadaen hechos? Entonces, mucho peor. ¿Quéjuicio pue<strong>de</strong> merecer un movimiento cuyos másviejos y más <strong>de</strong>stacados representantes, cadauno <strong>de</strong> los cuales han ocupado algún tiempo lasmás altas posiciones en el partido, estaban secretamenteal servicio <strong>de</strong> la reacción? Y si lagran mayoría <strong>de</strong> los viejos jefes eran traidores,¿qué garantía pue<strong>de</strong> ofrecerse <strong>de</strong> que los tres ocuatro supervivientes <strong>de</strong> la vieja guardia esténhechos <strong>de</strong> mejor pasta? También aquí se manifiestala ley que está en la raíz <strong>de</strong> toda dictadura:el dictador no pue<strong>de</strong> sentirse tranquilo sinohasta que se ha librado <strong>de</strong> todos los competidoreseventuales. Esa misma lógica intrínseca queobligó a Robespierre a entregar a sus amigos alverdugo, esa misma lógica que impulsó a Hitlera la noche sangrienta <strong>de</strong>l 30 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1934,para limpiar el camino <strong>de</strong> sus más íntimos camaradas,fue la que llevó a Stalin a exterminar alos llamados "trotzkistas", por temor a que pudieranllegar a ser peligrosos para su po<strong>de</strong>r.Pues para todo dictador el opositor muerto esel menos temible.Después <strong>de</strong> todo, tuvieron esas víctimas elmismo <strong>de</strong>stino que habían <strong>de</strong>parado antes a losopositores <strong>de</strong> sus facciones cuando estaban enel po<strong>de</strong>r. Eran almas gemelas, sangre <strong>de</strong> lamisma sangre, inspiradas por la misma obsesión<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que sus verdugos, capaces <strong>de</strong>pisotear toda ley humana para mantenerse enlos puestos <strong>de</strong> mando. No sólo han sido privados<strong>de</strong> su vida, sino también <strong>de</strong>l honor, y elanatema <strong>de</strong> la traición ha sido lanzado contrasus nombres. Pero tampoco Trotzky , cuandomasacró en 1921 a los obreros y marinos <strong>de</strong>Cronstadt-catorce mil hombres , mujeres y nifeos-se contentó con ahogar en sangre la protesta<strong>de</strong> esos precursores <strong>de</strong> la revolución rusa:él y sus colaboradores no vacilaron en <strong>de</strong>nunciara sus víctimas, ante el mundo, como contrarrevolucionariosy aliados <strong>de</strong>l zarismo. Actualmentetiene que soportar que se le presenteante la opinión, por sus antiguos amigos, comoaliado <strong>de</strong> Hitler e instrumento <strong>de</strong>l fascismo.Esta es la Némesis <strong>de</strong> la historia.De la misma concepción fatalista que creeimposible pasarse sin la dictadura, como etapatransitoria a mejores condiciones sociales, surgetambién la creencia peligrosa que encuentracada vez más amplia aceptación, <strong>de</strong> que al fin<strong>de</strong> cuentas el -hundo no pue<strong>de</strong> elegir más queentre comunismo y fascismo, que porque noexiste otra solución. Esa visión <strong>de</strong> las cosas,prueba que los que tal sostienen no han comprendidola naturaleza real <strong>de</strong>l fascismo y <strong>de</strong>lcomunismo, y no han <strong>de</strong>scubierto que ambosson ramas <strong>de</strong>l mismo tronco. No hay que olvidar,naturalmente, que la palabra "comunismo"es tomada aquí para referirnos al presentesistema <strong>de</strong> gobierno en Rusia, tan lejos <strong>de</strong>la significación originaria <strong>de</strong>l comunismo, sistemasocial <strong>de</strong> igualdad económica, como el otrosistema <strong>de</strong> gobierno.No negamos que los motivos originales <strong>de</strong>la dictadura bolchevista en Rusia eran distintos<strong>de</strong> los <strong>de</strong> la dictadura fascista en Italiay Alemania. Pero una vez establecida la dictaduraen Rusia lo mismo que en los Estadosfascistas, condujo a los mismos resultados inmediatos;y la semejanza <strong>de</strong> los dos sistemasse vuelve progresivamente más palpable. Todoel <strong>de</strong>sarrollo interno <strong>de</strong>l bolchevismo en Rusiay la reconstrucción social en los paísesfascistas, han llegado a una etapa en que, porlo que concierne a las ten<strong>de</strong>ncias actuales, nopue<strong>de</strong> hablarse ya <strong>de</strong> conflicto entre ambossistemas. Las diferencias son secundarias,como las que po<strong>de</strong>mos advertir entre el fascismo<strong>de</strong> Alemania y el <strong>de</strong> Italia; pero se explicanpor las condiciones peculiares <strong>de</strong> losrespectivos países. .NORTE/2,9
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