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tercera epoca revista hispano - americana num. 271 - Frente de ...

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que han ido rodando en los últimos tres lustros,<strong>de</strong> prisión en prisión, o que han sido asesinadas,no por haberse rebelado con las armasen la mano contra el sistema existente, sinosimplemente por no po<strong>de</strong>r aceptar las doctrinasor<strong>de</strong>nadas por el Estado y por tener opinionesdistintas a las <strong>de</strong> los gobernantes sobrela solución <strong>de</strong>l problema social.Esta situación no pue<strong>de</strong> ser explicada por lapresión <strong>de</strong> las condiciones externas, como hanquerido persuadirse muchos ingenuamente. Esresultado lógico <strong>de</strong> una actitud enteramente antilibertaria,que carece <strong>de</strong> la menor comprensióno simpatía para los <strong>de</strong>rechos o convicciones <strong>de</strong>los hombres. Es la lógica <strong>de</strong>l Estado totalitario,que conce<strong>de</strong> al individuo la justificación <strong>de</strong> suexistencia sólo en tanto que sirve a la máquinapolítica. Un sistema que pudo estigmatizar la libertadcomo "prejuicio burgués" no podía llevara otros resultados. En su <strong>de</strong>sarrollo, elevóa principio fundamental <strong>de</strong> Estado la supresión<strong>de</strong> la libre expresión <strong>de</strong> las opiniones, y ha hecho<strong>de</strong>l cadalso y <strong>de</strong> la cárcel la piedra angular<strong>de</strong> su existencia. Más aún: ha llegado máslejos, en ese <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>sastroso, que cualquierotro sistema reaccionario <strong>de</strong>l pasado. Sus representantesno se contentan con reducir a laimpotencia a sus opositores socialistas y revolucionarios,arrastrándolos ante los tribunales oenterrándolos vivos , sino que niegan también asus víctimas sinceridad <strong>de</strong> opinión y pureza <strong>de</strong>carácter , y no retroce<strong>de</strong>n ante ningún mediopara presentarlos ante el foro mundial comobandidos y como instrumentos al servicio <strong>de</strong> lareacción.Los hombres y mujeres que sufrían en lasprisiones <strong>de</strong> la Rusia zarista eran consi<strong>de</strong>radospor el mundo liberal como mártires <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as.Ni siquiera los carceleros <strong>de</strong>l zarismo han tenidola <strong>de</strong>svergüenza <strong>de</strong> lesionar su integridado <strong>de</strong> poner en tela <strong>de</strong> juicio la sinceridad <strong>de</strong> susopiniones. Pero las víctimas <strong>de</strong> la dictadura proletariafueron difamadas y calumniadas sin pudorpor sus opresores y presentadas al mundocomo la hez <strong>de</strong> la sociedad. Y centenares <strong>de</strong> millares<strong>de</strong> fanáticos en todos los paises , cuyos débilescerebros han sido ajustados al ritmo <strong>de</strong> lamúsica <strong>de</strong> Moscú y han perdido toda capacidadpara pensar por propia cuenta , si es que algunavez lo hicieron, repiten irreflexivamente lo queles han dictado los autócratas moscovitas.Nos encontramos así ante una reacción máshonda y más <strong>de</strong>sastrosa en sus consecuenciasque cualquiera otra reacción política en el pasado.Pues la reacción actual no está encarnadaen sistemas especiales <strong>de</strong> gobierno surgidos <strong>de</strong>los métodos <strong>de</strong> violencia empleados por pequeñasminorías. La reacción actual es la fe ciega<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s masas que proclaman como incondicionalmentebuena toda violación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechoshumanos, siempre que sea ejecutada por unsector particular, y con<strong>de</strong>na sin crítica lo que esseñalado por ese sector como falso y herético.La creencia actual en la infalibilidad política <strong>de</strong>ldictador, reemplaza a la creencia en la infalibilidadreligiosa <strong>de</strong>l Papa católico y lleva a los mismosresultados morales. Es posible luchar contrala fuerza <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as reaccionarias mientrascabe apelar a la razón y a la experiencia humanas.Pero contra el ciego fanatismo <strong>de</strong> papagayossin pensamiento que con<strong>de</strong>nan <strong>de</strong> antemanotoda convicción honesta, la razón es impotente.Hitler, Mussolini y Stalin son los símbolos <strong>de</strong>esa fe ciega que repudia <strong>de</strong>spiadadamente todolo que se opone a su; po<strong>de</strong>r. Las funestas farsasjudiciales contra los llamados "trotzkistas" enMoscú, son ilustraciones sangrientas. Cualquieraque tenga un resto <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> juicioha <strong>de</strong> reconocer que la auténtica tragedia <strong>de</strong>esas farzas jurídicas ha tenido lugar tras losbastidores <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong>l proceso. Los más viejosy <strong>de</strong>stacados jefes <strong>de</strong>l partido, todos amigos fieles<strong>de</strong> Lenin, rivalizan ante el tribunal en autoacusacionesque jamás se habían visto antes enun proceso político. Cada cual procura exce<strong>de</strong>ra los otros en la bajeza <strong>de</strong> la propia anulación,a fin <strong>de</strong> aparecer ante el mundo comovil instrumento <strong>de</strong>l fascismo; y todos, con asombrosaunanimidad, señalaron a Trotzky como

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