<strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la novela, escrita en primerapersona por Vasco Bruno, transcurre en España,durante la Guerra Civil, y en un campo<strong>de</strong> concentración, en una localidad francesacercana a la frontera con España. Es posibleque ese cambio <strong>de</strong> escenario revele lá nostalgia<strong>de</strong>l escritor por los temas universales o -¿quiénsabe?- su intuición <strong>de</strong> que el mundo se estabaconvirtiendo en un vasto vecindario ( vecindario-vizindiário en el original- es un regionalismo<strong>de</strong> Río Gran<strong>de</strong> do Sul, que incluye aquienes habitan en las cercanías o los alre<strong>de</strong>dores<strong>de</strong> un lugar), <strong>de</strong> modo que la suerte <strong>de</strong>los republicanos españoles sensibilizó <strong>de</strong> talmodo al joven Vasco, que <strong>de</strong>cidió alistarse enla Brigada Internacional que luchó contra lossoldados, <strong>de</strong> Franco.-Por otra parte -(escucho con crecienteinterés a mi .ent<strong>revista</strong>do)-, todas las novelasque he mencionado hasta ahora constituyeronuna especie <strong>de</strong> "ejercicio para los cinco <strong>de</strong>dos",que realizaba el autor, preparándose para componery ejecutar una sinfonía <strong>de</strong> las proporciones<strong>de</strong> O Tempo e o Vento. Ya se ha afirmadoque esa trilogía se compone <strong>de</strong> novelas históricas.No estoy <strong>de</strong> acuerdo con ello. Lo quetienen <strong>de</strong> histórico es el tejido <strong>de</strong> la trama <strong>de</strong>fondo. Los personajes propiamente dichos <strong>de</strong>esos relatos son ficticios. Naturalmente, me refieroa políticos, caudillos, generales y otrasfiguras <strong>de</strong> diversas épocas <strong>de</strong> nuestra historia.Rafael Pinto Ban<strong>de</strong>ira y, más tar<strong>de</strong>, PinheiroMachado llegan a aparecer en escena en carney hueso -por así <strong>de</strong>cirlo- y a dialogar conmis personajes imaginarios. ¿Será O Tempo eo Vento una obra regionalista? Sí y no. Sí, sitenemos en cuenta que incluso una trama situadaen París, pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como regionalista;pero no, si con el término <strong>de</strong> regionalismo,calificamos a toda la literatura en la quese utilizan abundantemente vocablos y frases<strong>de</strong> un dialecto regional, como en el caso <strong>de</strong> loscuentos <strong>de</strong> nuestro gran escritor Simoes LopesNeto.Con gran placer, relajado ya, era yo todooídos, cautivado por la fluida, exaltada charla<strong>de</strong> Veríssimo -más bien una conferencia consu autobiografía literaria-:-O Senhor Embaixador, O Prisioneiro e Inci<strong>de</strong>nteem Antares pertenecen, sin ningunaduda, a una fase que coinci<strong>de</strong> con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>nuestro mundo como "al<strong>de</strong>a global". La guerraen Vietnam, los problemas <strong>de</strong> las repúblicaslatino<strong>americana</strong>s (los cósmicos, los étnicos, lospolíticos y los económicos relacionados con losEstados Unidos), llegaron a interesarme <strong>de</strong>manera especial. Antes <strong>de</strong> intervenir en Vietnam,los Estados Unidos lo hicieron en la RepúblicaDominicana. No era imposible que lomismo ocurriera algún día en el Brasil. El"ningún hombre es una isla", <strong>de</strong> John Donne,llegó a ser una i<strong>de</strong>a aceptada generalmente.Nos convencemos <strong>de</strong> que todos formamos parte<strong>de</strong>l mismo continente. En 0 Prisioneiro, queconsi<strong>de</strong>ro como una parábola mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> lainsensatez <strong>de</strong> la guerra (;Cuán obsoleta es laguerra!) y <strong>de</strong> la agresividad y la crueldad <strong>de</strong>los seres humanos, procuré no mencionar elnombre <strong>de</strong> las naciones en guerra en aquellaparte <strong>de</strong>l mundo, para no limitar la vida <strong>de</strong> esapequeña novela a la duración <strong>de</strong>l conflicto. EnO Senhor Embaixador trate <strong>de</strong> mostrar, entreotras cosas, lo que le ocurre a un intelectual liberal<strong>de</strong> izquierda, pero no comunista, cuandoparticipa activamente en la acción revolucionaria.Por el momento, escribo mis memorias,Solo <strong>de</strong> Clarineta. El primer volumen aparecióa fines <strong>de</strong> 1973. Trabajo ahora en el segundovolumen, con un enorme retraso. Todavía habráun tercero. Con esa autobiografía <strong>de</strong>seo cerrarun circulo. ¿Después? Pienso iniciar otra aventuraliteraria. ¿Con qué rumbo? Todavía no losé. Claro es que será siempre en el campo <strong>de</strong> laficción; pero todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> mi estado <strong>de</strong>salud y <strong>de</strong> lo que nos esté reservando ese futuromedio brumoso <strong>de</strong>l mundo.Aprovechando la pausa en el habla, que caiaen nostálgica, casi premonitoria, intervengo:-Inci<strong>de</strong>nte em Antares. ¿es una novela ouna fábula? O bien, a fin <strong>de</strong> cuentas, ¿será dosnovelas? Lo primero, recordando hechos y personajesque vivieron o pudieron haber existido.Y lo segundo, llamando a las puertas <strong>de</strong> la ficcióncientífica, con sus muertos hablando, protestando,justificándose. ¿Admite la existencia<strong>de</strong> alguna relación entre los dos planos: el realy el imaginario?, ¿será lo real una crítica a lasociedad contemporánea "que perdió el tren"?,¿una crítica <strong>de</strong> nuestros días?, ¿<strong>de</strong>l Brasil? Y,¿es lo imaginario un llamamiento para que seatiendan finalmente las pretensiones legítimas<strong>de</strong> los expoliados, que tienen hambre <strong>de</strong> justiciasocial?-En cierto modo, toda novela es (o parece)una fábula -respondió Erico Veríssimo-, principalmenteen el caso <strong>de</strong> un escritor <strong>de</strong> mi temperamentoy mis inclinaciones, que da muchaimportancia a la fabulación como algo casi inevitable,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> tener una función <strong>de</strong> vehículo.Nadie pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> nadie sin relataruna historia. No se pue<strong>de</strong> estudiar a ningunafigura humana en términos literarios, en un vacío,puesto que pertenece a un tiempo y un espacio,tiene un pasado y vive un presente; estambién un continuo <strong>de</strong>venir, un proceso transitivoy no un producto acabado. Hoy en día,está <strong>de</strong> moda el hacer los juegos más cabalísticosy complicados con las palabras y las frases.Por mi parte, me gustan mucho los estudios <strong>de</strong>llenguaje. La semántica me interesa intensamente.No obstante, creo que muchos autores,especialmente los <strong>de</strong> ficción, tienen una inclinaciónexcesiva a los juegos verbales (en losque los trucos tipográficos <strong>de</strong>sempeñan un pa-
pel importante), y nunca se dignan darle al lector"una cucharada <strong>de</strong> té", y buscan su profundida<strong>de</strong>n el hermetismo. Les concedo el <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> escribir, <strong>de</strong> construir sus obras como lo <strong>de</strong>seen.También les admiro la inteligencia, la pacienciay la sapiencia. Sin embargo, casi siempre,al terminar <strong>de</strong> leer libros <strong>de</strong> ese tipo, tengouna pregunta qué hacerles: "¿Creen uste<strong>de</strong>s quecon todos esos trucos verbales consiguen darleal lector una impresión <strong>de</strong> vida, crear tipos humanosque permanezcan en su memoria, comolos <strong>de</strong> un Simenon, por ejemplo, que utiliza losmétodos narrativos más simples y el lenguajemás claro que pueda imaginarse?" Se habla <strong>de</strong>novelas lineales. Las mías siempre las clasificaronasí. Eso no me preocupa. Nunca me consi<strong>de</strong>ré"profundo". Sin embargo, a este respecto,tengo que hacer otra observación: no haynada tan lineal como un electrocardiograma y,sin embargo, sus líneas nos indican muchas cosassobre la vida íntima <strong>de</strong> un corazón humano:todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> quién lo lee ...-Por lo <strong>de</strong>más -continúa mi amigo, connuevo aire-, no creo que haya dos novelas enInci<strong>de</strong>nte em Antares. Como en muchas obras<strong>de</strong> ficción <strong>de</strong>l siglo XIX, ese libro se divi<strong>de</strong> endos partes. En la primera, <strong>de</strong>scribo el escenario,el palco, la historia <strong>de</strong> la ciudad don<strong>de</strong> tienelugar la acción <strong>de</strong> la novela. He comprobado-y al propósito es pertinente la digresión-,que las nuevas generaciones saben poco o nada<strong>de</strong> nuestra historia más reciente. Hice, poren<strong>de</strong>, una especie <strong>de</strong> resumen <strong>de</strong> ella; pero nodoctamente, como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>un historiador o un sociólogo agudo. sino procurando<strong>de</strong>scribir hechos y figuras históricas<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los personajes importantes,los jefes políticos <strong>de</strong> Antares, y losque, en la mayoría <strong>de</strong> los casos, los reflejabanlas noticias <strong>de</strong> los periódicos, o sea: la superficie<strong>de</strong> los hechos. Quiero recordar a quien melee, que incluso en la primera parte (especie<strong>de</strong> prólogo) <strong>de</strong> esa novela, comienza ya <strong>de</strong>cierto modo la segunda, puesto que el profesorMartim Francisco Terra, director <strong>de</strong>l equipo <strong>de</strong>sociólogos que fue a estudiar las costumbres<strong>de</strong> Antares, traza en su diario particular el perfil<strong>de</strong> personajes que iban a representar papelesimportantes en la "historia propiamentedicha", o sea, la que se narra en la segundaparte. A través <strong>de</strong> sus impresiones comenzamosa conocer al prefecto <strong>de</strong> la ciudad, al pianistapsicótico ... y ya no recuerdo a quiénesmás. Estoy convencido <strong>de</strong> que la novela tieneunidad.No pensé en ningún momento en la ficcióncientífica, durante la composición <strong>de</strong> Inci<strong>de</strong>nteem Antares: en el segundo volumen <strong>de</strong> Solo <strong>de</strong>Clarineta, voy a relatar, con la mayor sinceridadposible. cómo fue que tuve la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>aquel libro, cómo se <strong>de</strong>sarrollo, los errores quecometí, etc: en fin, procuraré analizar el acto<strong>de</strong> la creación, principalmente en lo que respectaa los personajes. Pasemos ahora al elementofantástico <strong>de</strong> la narrativa. Sin la menorduda, es arbitrario. Lo importante, me parece,era crear una ciudad suficientemente prosaica,absolutamente "creíble", para que sirvieracomo escenario para un inci<strong>de</strong>nte "increíble".Las estratagemas mejores siguen siendo lasmás simples. Un cuento o una novela en don<strong>de</strong>todo sea insólito, excepcional, sobrenatural, notendrá fuerza suficiente para hacerle aceptaral lector todas las fantasías <strong>de</strong>l escritor. Otracosa importante es la <strong>de</strong> no tratar <strong>de</strong> explicarlos "imposibles", sino hacer que el lector losacepte con naturalidad. A fin <strong>de</strong> cuentas, la líneaentre lo real y lo imaginario no es tan nítidacomo nos lo imaginamos en general, sobretodo en nuestros días, cuando la ficción más<strong>de</strong>scabellada pali<strong>de</strong>ce cuando se compara conla realidad. Si en 1930 me hubieran preguntadoqué consi<strong>de</strong>raba más absurdo: que siete cadáveresputrefactos se levantaran <strong>de</strong> sus ataú<strong>de</strong>sy salieran a caminar y hablar, o ver un paísculto y civilizado como Alemania seguir fanáticamentea un paranoico como Adolfo Hitler yjustificar, aplaudir o aceptar pasivamente lasatrocida<strong>de</strong>s que practicaron sus nazis en loscampos <strong>de</strong> concentración y exterminio y en elgenocidio <strong>de</strong>l que se hicieron responsables, hubierarespondido que el primer caso me parecíamenos fantástico que el segundo.Intranquilizadoramente lúgubre, prosiguemi ent<strong>revista</strong>do:-La verdad es que los hombres casi nuncaconsiguen enterrar completamente a susmuertos. Continúan éstos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros,en nuestros hábitos, nuestros tabúes, nuestrassupersticiones, nuestros sentimientos <strong>de</strong> culpabilidad,nuestros convencionalismos, etc. El novelistatiene que dar credibilidad a lo "increíble".Para lograrlo, no <strong>de</strong>be apelar <strong>de</strong>masiadoa la capacidad <strong>de</strong> creer que supone en el lectory, al mismo tiempo, evitar el peligro <strong>de</strong>caer en lo grotesco. La operación es <strong>de</strong>licada,como la <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> atravesar un abismo enuna frágil piragua hecha <strong>de</strong> palabras e imágenes.Esa es una acrobacia que el escritor <strong>de</strong>berealizar, <strong>de</strong> tal modo que el lector no se décuenta en ningún momento <strong>de</strong> que aquél tienemiedo <strong>de</strong> la fragilidad <strong>de</strong>l puente ilusorio o<strong>de</strong>l abismo.Rememorando, pensativo, casi para sí, Ericodice:-Sí, en Inci<strong>de</strong>nte em Antares traté <strong>de</strong> haceruna crítica a nuestra sociedad burguesacontemporánea. En otros libros intenté lo mismo;pero tímidamente, utilizando el lápiz entrazos leves. En la novela que estamos comentando,fui violento y recurrí a la tinta china.Tuve que controlar a veces al satírico que habitaen mí, para que no cometiera excesos quepudieran transformar el Inci<strong>de</strong>nte en un pan-NORTE/75
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