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que García Márquez visitó la Argentina,
con motivo de un concurso literario y
para apoyar la salida de su libro. Haber
tenido la vivencia de un éxito tan grande
para una editorial –como es que un libro
se empiece a vender y se convierta en el
fenómeno que se convirtió, no solo este
libro sino su autor– es algo que no se
olvida. Lo malo es que uno piensa que se
podría replicar con otros autores y libros
y no hay fórmula para ello. Seguramente
pasa una sola vez en la historia de una
editorial.
La salida de García Márquez coincidió
con el “boom de la literatura latinoamericana”
y fueron muchos los autores que se
difundieron fuertemente en aquélla época.
Julio Cortázar ya había publicado
Rayuela, unos años antes, pero este junto
con Bestiario y Todos los fuegos, el fuego
se potenciaron muchísimo en esos años.
Otro de los autores emblemáticos de
esa época fue Ernesto Sábato con El
túnel y Sobre héroes y tumbas. Aunque
eran libros anteriores, encontraron sus
lectores fuertemente en los años 70.
Otro de los grandes éxitos de esa época
fue Boquitas pintadas de Manuel
Puig, a quien veíamos a diario porque
fue un gran promotor de su obra. Quizás
me atrevería a decir que fueron junto
con Manuel Mujica Láinez los que
mejor comprendieron el tema del marketing
que luego se popularizó tanto
como una herramienta de difusión de los
libros y los autores.
Mujica Láinez fue, con Bomarzo y Misteriosa
Buenos Aires, otro ícono del éxito
de esos años y sus firmas en la Feria
del Libro, sus apariciones públicas con
su sombrero y monóculo fueron lo que
decidía si la presentación había sido un
éxito o no.
Sudamericana tenía una colección emblemática
de novelas que era “Horizonte”
y en un momento dado decidimos
rejuvenecer y revitalizar la colección, no
solo desde el contenido de sus libros y
autores sino también desde su presentación.
Recuerdo que encargamos su nuevo
diseño a Ronald Shakespeare que
nos presentó un proyecto muy impactante
con letras negras que cambió totalmente
la estética de la colección y funcionó
muy bien hasta que se empezaron
a repetir las letras porque se trataba de
destacar la primera letra del título. Hubo
un momento que los libreros confundían
los títulos porque se repetía la misma letra
y tuvimos que volver a cambiar.
Entre los ensayos también contamos con
grandes éxitos, por ejemplo los libros de
Félix Luna que con Soy Roca, Perón y
su tiempo y El 45 marcaron fuertemente
otra época e incentivaron a la gente a
animarse a leer historia.
Los tres libros del historiador estadounidense
Robert Potash, que tan bien
conoció a la Argentina y dedicó tantos
años a estudiar la relación entre los militares
y el poder en nuestro país, fueron
otro hito en Sudamericana.
No siempre los libros que uno publica
son éxitos de ventas, muchas veces son
éxitos de crítica o ayudan a conformar un
catálogo con obras destacadas que hacen
a la cultura de la sociedad en la que
vivimos. Lo importante es lograr armar
un catálogo coherente y consistente que
pueda balancear y sostener colecciones
que en el tiempo se solidifican.
Cuando digo esto recuerdo la colección
de “Historia” dirigida por Luis Alberto
Romero o la “Nueva Historia Argentina”
de diez tomos dirigida por Juan
Suriano que logramos publicar completa
y que fue un trabajo arduo y duradero,
que congregó a más de cien historiadores,
hoy muchos de ellos notables, que
escribieron en sus tomos.
También hubo importantes fracasos de
libros o autores que luego fueron reconocidos
y exitosos y que seguramente
publicamos demasiado anticipadamente.
Pienso en G de John Berger o en El
arca de Schindler que luego fue un éxito
notable con la película o En la Patagonia
de Bruce Chatwin. Todos libros importantes
donde su primera traducción
no funcionó como esperábamos.
Si me voy a otro género de libros puedo
mencionar a María Elena Walsh con
todos sus libros para niños que durante
años hicieron las delicias de sus pequeños
lectores. Ella fue una de las precursoras
del cambio en la literatura infantil
de Argentina y fue durante años la única
autora infantil que publicábamos hasta
que decidimos incursionar en el género
y con la colaboración activísima de Canela
creamos la colección “Pan Flauta”
que fue otro hito en las publicaciones
para niños.
Este tema siempre me apasionó y me
llevó a crear hace pocos años, la editorial
infantil La Brujita de Papel donde trato
junto con mis hijas de hacer libros con
textos e ilustraciones de calidad y que
sean muy atractivos para los lectores que
empiezan a formarse. Nuestro ilustrador
más emblemático es Pablo Bernasconi
cuyos libros para los más pequeños
y también para los adultos van saliendo
indistintamente en la editorial infantil o
en Edhasa, donde sigo desarrollando mi
trabajo en la actualidad.
Una de las consignas de mi labor en
Edhasa es encontrar ensayos que representen
el pensamiento y la diversidad de
opiniones de las nuevas generaciones de
historiadores y ensayistas que van a dejar
un rastro en nuestra cultura. También
encontrar temas curiosos que por su tratamiento
moderno e inteligente llamen la
atención de los lectores desde cualquier
punto de vista de los intereses humanos.
Al mismo tiempo, mi tarea consiste en
armar una colección de ficción con voces
fuertes de la Argentina actual que
alternen con autores traducidos, y vamos
haciendo camino en este sentido. Voces
de autores como Mempo Giardinelli,
Perla Suez, Laura Alcoba, Eugenia
Almeida, Luis Gusmán, Federico
Jeanmaire o Carlos Gamerro se
entrelazan con autores consagrados
como J. D. Salinger, Thomas Mann o
Céline y van configurando un mosaico
interesante.
Mi labor como editora nunca fue en
solitario. Siempre trabajé con excelentes
colaboradores, editores, directores de
colección, lectores que me ayudaron a
armar equipos para llevar adelante los
distintos programas editoriales. Con
todos ellos trabajé cuerpo a cuerpo y disfrutamos
juntos de los éxitos y tratamos
de aprender de los fracasos. Nombro
solo a algunos porque mi labor sin ellos
hubiera sido imposible. Luis Chitarroni
y Paula Viale en Sudamericana
y Fernando Fagnani ahora en Edhasa,
con quienes me une una fuerte amistad y
con quienes he pasado muchas horas de
trabajo apasionante
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