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LA<br />
IMPORTANCIA<br />
de LO<br />
NO DICHO<br />
La realidad de SAMANTA SCHWEBLIN (Buenos Aires, 1978) la descubre como la última joya<br />
de la literatura argentina. Un caso extraño, si se atiende que publica casi en exclusividad cuentos<br />
–género bellísimo y con probados méritos propios, pero a contrapelo de los tiempos, según<br />
“los que saben”– y además adhiere a la línea de lo fantástico, en días donde lo que prima es<br />
el realismo extremo<br />
POR Christian Kupchik<br />
73<br />
Ya con su primer volumen de relatos, El núcleo del disturbio<br />
(2002), no solo ganó el Premio del Fondo Nacional de<br />
las Artes sino también la atención de la crítica. En 2009 se<br />
llevó el Casa de las Américas por Pájaros en la boca, traducido<br />
a trece idiomas, y un año más tarde la prestigiosa<br />
revista británica Granta la escogió como una de los veintidós<br />
mejores escritores en español menores de 35 años.<br />
En 2012 ganó en París el Premio Juan Rulfo por su relato<br />
“Un hombre sin suerte”, que está siendo llevado al teatro.<br />
La novela breve Distancia de rescate (2014), poderosa e<br />
hipnótica, no solo fue elegida “Libro del Año” sino que<br />
agotó dos ediciones en poco tiempo. Y por si faltara algo,<br />
Siete casas vacías viene de obtener el Premio Ribera del<br />
Duero en España. Todo esto con un estilo cuidado, tramas<br />
inquietantes, perturbadoras, que en ningún caso consienten<br />
en guiños o concesiones al lector.<br />
Schweblin, que desde hace dos años vive en Berlín (también<br />
estuvo becada en México, Roma y China, pero dice<br />
“amar Buenos Aires”), confiesa ser la primer sorprendida<br />
con el desarrollo que tuvo su carrera como escritora.<br />
–¿O sea que no se proyectaba con este éxito al comenzar<br />
a escribir? No, para nada. Lo único que me<br />
interesaba cuando comencé era contar historias y, por eso,<br />
juzgué más apropiado estudiar cine, no literatura. Para<br />
mí un escritor era un tipo color sepia, cuya foto estaba en<br />
la solapa de un libro. Pertenezco a una generación que<br />
tuvo una relación muy distinta a la que los jóvenes de hoy<br />
tienen con un escritor, alguien vivo a quien se le puede en-