12.05.2017 Views

paraWeb_Quid_69

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

16<br />

Tema de tapa<br />

uno<br />

LA VOLUNTAD<br />

POR Roger Koza<br />

Escena de la película<br />

Manchester junto al mar<br />

Frente a las calamidades y la evidencia del fracaso, no falta jamás la referencia<br />

a una asequible superstición, apenas desligada de la religión,<br />

que desconoce réplica: “La esperanza es lo último que se pierde”. Se<br />

razona así: el futuro luce como una apertura pletórica de posibilidades<br />

y una corrección del pasado, un tiempo por venir indeterminado que<br />

siempre se lee como superación. Nada garantiza que la indeterminación<br />

tenga una valencia positiva, pero así se prefiere pensar. Es un<br />

hábito, tal vez un hábito de supervivencia –no solo simbólica–.<br />

La esperanza es una creencia inevitable. Bíblica y existencialista,<br />

popular y multicultural, no hay lugar en la tierra en donde no goce<br />

de prestigio. Quien dude de su eficacia y atemporalidad tiene el alma<br />

mancillada de pesimismo. El desesperanzado padece esa enfermedad<br />

mortal a la que Kierkegaard llamó en cierta oportunidad la<br />

“enfermedad mortal”: el que renuncia a la esperanza se hunde en la<br />

desesperación. ¿Se la puede entonces desdeñar?<br />

Entre las tantas películas nominadas a los premios Óscar, había una,<br />

que no se alineaba con ese frecuente destino esotérico por el cual<br />

las películas deben refrendar creencias inspiradoras para el bien de<br />

la humanidad. En este film no se vindicaban los presuntos grandes<br />

valores estadounidenses, que suelen confundirse con los de todos los<br />

pueblos. Ya había títulos para eso: el patriotismo esotérico, la evasión<br />

romántica, los sueños de progreso, la trascendencia cósmica estaban<br />

representados en las nominadas. Sin embargo, la negatividad de esta<br />

película parecía inadecuada para el asunto que las convocaba. Los<br />

dramas son la preferencia de la Academia, en la medida en que haya<br />

una moraleja de último momento por la que se ofrezca una salida<br />

o un posible indicio de superación. Lo hermoso y verdadero de<br />

Manchester junto al mar es su total desobediencia de ese imperativo.<br />

Nada esperanzador se vislumbra en el film de Kenneth Lonergan;<br />

el futuro no traerá nada mejor y lo que el personaje interpretado por<br />

Cassey Affleck sabe es que nunca superará las consecuencias de<br />

un evento traumático.<br />

Desde el inicio, el cuerpo de Affleck es un monograma de una<br />

tragedia que tarda en mencionarse. Recluido en Boston en una pieza<br />

austera que tiene más de celda monástica que de monoambiente<br />

de soltero o divorciado, el todavía joven Lee Chandler pasa sus días<br />

arreglando los desperfectos de departamentos. Que se dedique a la<br />

reparación y al mantenimiento no es un oficio ocasional. Hay en esa<br />

labor una cifra. Lee parece un hombre tranquilo y solitario, aunque<br />

una inesperada escena en un bar dejará en claro una incontenible<br />

angustia inconfesa que puede surgir cuando el alcohol desinhibe y<br />

que puede también conjurarse ineficazmente en la descarga violenta<br />

frente a un estímulo cualquiera. No será la única escena que mostrará<br />

a Lee bajo el influjo de la desesperación, pero el relato situará<br />

perfectamente las razones de su incontinencia.<br />

Uno de los grandes méritos del film de Lonergan y de su notable<br />

intérprete, Affleck, consiste en cómo la conducta de Lee está codificada<br />

por una tragedia personal que solamente se conoce pasada una<br />

hora de película. Los diversos flashbacks que van interrumpiendo<br />

17

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!