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104 SOBRE LA VIOLENCIA<br />
discriminatorios del sur, fracasaron notoriamente y<br />
se tornaron contraproducentes cuando se enfrentaron<br />
con las condiciones sociales de los grandes núcleos<br />
urbanos: las firmes necesidades de los guetos<br />
negros por un lado, y por el otro los intereses dominantes<br />
de los grupos blancos de ingresos más bajos,<br />
respecto a vivienda y enseñanza. Todo lo que este<br />
modo de acción podía hacer, y desde luego hizo, fue<br />
denunciar estas condiciones, llevarlas a la calle,<br />
donde quedó expuesta peligrosamente la irreconciliabilidad<br />
básica de los intereses.<br />
Pero incluso la violencia de hoy, los disturbios<br />
negros y la violencia potencial de la reacción blanca<br />
no son todavía manifestaciones de ideologías racistas<br />
y de su lógica homicida. (Los disturbios, se ha<br />
dicho recientemente, son «protestas articuladas<br />
contra agravios genuinos» 28 ; además su «limitación<br />
y su selectividad o [...] su racionalidad figuran ciertamente<br />
entre [sus] rasgos más cruciales» 29 . Y lo<br />
mismo sucede con la reacción blanca, fenómeno<br />
que, contra todas las predicciones, no se ha caracterizado<br />
hasta ahora por su violencia. Es la reacción<br />
perfectamente racional de ciertos grupos de intereses<br />
que protestan furiosamente de que se les singularice<br />
para que sean ellos quienes paguen todo el<br />
precio de una política de integración mal concebi-<br />
28. Ibidem.<br />
29. Ibidem. Véase también el excelente artículo «Official Interpretation<br />
of Racial Riots» de Allan A. Silver en la misma colección.
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