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54 SOBRE LA VIOLENCIA<br />
nalmente, convicciones científicas y filosóficas más<br />
modernas respecto de la naturaleza del hombre han<br />
reforzado aún más estas tradiciones legales y políticas.<br />
Los abundantes y recientes descubrimientos de<br />
un instinto innato de dominación y de una innata<br />
agresividad del animal humano fueron precedidos<br />
por declaraciones filosóficas muy similares. Según<br />
John Stuart Mill, «la primera lección de civilización<br />
[es] la de la obediencia», y él habla de «los dos estados<br />
de inclinaciones [...] una es el deseo de ejercer<br />
poder sobre los demás; la otra [...] la aversión a que<br />
el poder sea ejercido sobre uno mismo» 10 . Si confiáramos<br />
en nuestras propias experiencias sobre estas<br />
cuestiones, deberíamos saber que el instinto de sumisión,<br />
un ardiente deseo de obedecer y de ser dominado<br />
por un hombre fuerte, es por lo menos tan<br />
prominente en la psicología humana como el deseo<br />
de poder, y, políticamente, resulta quizá más relevante.<br />
El antiguo adagio «Cuan apto es para mandar<br />
quien puede tan bien obedecer», que en diferentes<br />
versiones ha sido conocido en todos los<br />
siglos y en todas las naciones 11 puede denotar una<br />
verdad psicológica: la de que la voluntad de poder<br />
y la voluntad de sumisión se hallan interconecta-<br />
10. Considerations on Representative Government (1861), Liberal<br />
Arts Library, pp. 59 y 65 [trad, cast.: Consideraciones sobre el<br />
gobierno representativo, Alianza Editorial, Madrid, 2001].<br />
11. John M. Wallace, Destiny His Choice: The Loyalism of Andrew<br />
Marvell, Cambridge, 1968, pp. 88-89. Debo esta referenda<br />
a la amabilidad de Gregory Desjardins.
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