TRAUMAS EMOCIONALES
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Causas básicas<br />
Los problemas emocionales con frecuencia resul!an<br />
de la clase de dios, la clase de gente, la clase de vida<br />
que vimos cuando mirábamos por las ventanas de nuestra<br />
niñez. La mayoría hemos desarrollado nuestros<br />
conceptos-sentimientos acerca de nuestro Pad~e .celestial<br />
de nuestros padres terrenales, y estos sentimientos<br />
se entrelazan y confunden. Pero los sentimientos c.ontradictorios<br />
y de culpabilidad no son la voz de DIOS.<br />
Son, a menudo, la voz que se continúa de la madre,<br />
del padre, o del hermano y la hermana, o algo que<br />
hemos internalizado y que ahora está haciendo presión<br />
sobre nosotros. Recuerda, la mayoría de nuestras pautas<br />
básicas para relacionarnos con otros proceden de<br />
las pautas de las relaciones de nuestra familia.<br />
1. Padres desagradables. Una de las situaciones<br />
más comunes que producen perfeccionismo y depresión<br />
son los padres desagradables. Estos padres sólo<br />
ofrecen un amor condicional que exige que se viva a<br />
la altura de ciertos estándares, notas máximas, o el<br />
rendimiento máximo en deportes o en la vida espiritual.<br />
Hay poco apoyo y mucha crítica. Inc!u~o la ap~obación<br />
es condicional. Pocas veces se da ammo y solo<br />
para poner énfasis sobre el hecho de que «deberías<br />
haberlo hecho mejor, y sin duda podrías hacerlo». No<br />
se mencionan los tres sobresalientes en las notas, pero<br />
sí el notable: «Creo que podrías haber conseguido todo<br />
sobresalientes si hubieras procurado hacerlo mejor.»<br />
y cuando un día se consiguen los cuatro sobresalientes<br />
y se enseña con orgullo la tarjeta a la madre, ésta<br />
aparta la mano por un momento y se fija en una mancha<br />
en la camisa: «¡Juan! ¿Dónde te has hecho esta<br />
mancha? ¿Te has echado encima la botella de salsa<br />
en la cafetería?» Lo cual se traduce para el niño en:<br />
«Eres un hijo desagradecido. Me pones en ridículo<br />
ante los demás.»<br />
Los padres desagradables y el amor con~icion~l<br />
producen objetivos inalcanzables y estándares ImpOSIbles.<br />
Hace algunos años una señora me dijo que cada<br />
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vez que yo usaba la palabra obedecer u obediencia en<br />
un sermón se sentía culpable e incómoda. Su madre<br />
acostumbraba a vestirla muy bien cuando salía fuera<br />
incluso para jugar. Y entonces le decía: «Mira, cuand~<br />
salgas, no te ensucies este vestido tan bonito y limpio.<br />
Me ha costado mucho planchar las mangas.» Es fácil<br />
imaginarse el aspecto del vestido cuando la niña regresa?a.<br />
Al entra~, la ma~re la miraba inquisitiva y dictammaba:<br />
«¡Que barbandad! Te has echado a perder el<br />
vestido. ¡Eres muy traviesa y nunca obedeces!» Lo que<br />
se le ~xigía era absurdo y necio, y la niña no podía<br />
cumphr. Como resultado venía el castigo y el sentimiento<br />
de culpa. Como ésta era una casa profundamente<br />
religiosa, se puede comprender que la niña,<br />
ahora u~a mujer crecida, esté luchando con su concepto<br />
de DIOS, con su estimación propia deficiente y con<br />
una nube de culpabilidad!<br />
2. Situaciones impredecibles en casa. En una de<br />
sus obras, Charles Dickens dijo: «En el mundo de los<br />
niños la herida mayor que se puede causar es la injusticia.»<br />
Las situaciones impredecibles en el hogar producen<br />
injusticia. Si los padres no pueden controlar sus<br />
propias emociones, un niño nunca sabe qué clase de<br />
respuesta va a obtener de ellos.<br />
Betty sufría terribles altibajos en su vida cristiana.<br />
Se ésforzaba, pero su fe y su confianza eran difíciles<br />
de conseguir. Sus sentimientos de condenación y culpa<br />
eran tan fuertes a veces que no podía incluso venir<br />
a la iglesia. Finalmente hicimos un trato: Betty se<br />
sentaría en el último banco, cerca de una de las puertas<br />
de salida, de modo que si yo dijera algo que ella<br />
no podía tolerar, pudiera salir discretamente. Y muchísimas<br />
veces, en medio de un sermón en que yo ni por<br />
asomo consideraba que decía algo «fuerte», vi a Betty<br />
que se levantaba y se marchaba a la calle.<br />
¡Qué casa había sido la suya! Vivía como andando<br />
sobre cáscaras de hueco día y noche. Su padre era<br />
un alcohólico. Su madre una de estas personas quietas,<br />
sosegadas -quieta y sosegada como un volcán,<br />
que podía presentar una erupción en cualquier mo-<br />
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