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La chica del tren

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ella ya no está, así que ya no importa,<br />

¿verdad?<br />

—Anna…<br />

<strong>La</strong> oscuridad es cada vez mayor.<br />

Siento su fuerte presión en el cráneo y<br />

me nubla la vista. Cojo a mi hija de la<br />

mano y comienzo a tirar de ella hacia la<br />

casa. Evie protesta a gritos.<br />

—Anna…<br />

—Tuvieron una aventura. Eso es<br />

todo. Nada más. No significa<br />

necesariamente que…<br />

—¿Que la matara?<br />

—¡No digas eso! —le grito—. No<br />

digas eso <strong>del</strong>ante de mi hija.<br />

Le doy a Evie su desayuno de media<br />

mañana y ella se lo come sin quejarse

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