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Capítulo 12<br />
*<br />
Conclusión<br />
En el presente trabajo, hemos querido redescubir la relevancia y<br />
vigencia que tiene el PRCC para el establecimiento <strong>del</strong> verdadero<br />
<strong>culto</strong> a Dios.<br />
A través <strong>del</strong> mismo creemos haber mostrado en forma clara que la<br />
comprensión de este tema fluye naturalmente a través de cinco<br />
doctrinas teológicas de fundamental importancia:<br />
1. la doctrina reformada de Sola Scriptura, pues la revelación<br />
escrita de Dios debe ser nuestra única regla de fe y práctica.<br />
2. la doctrina de Dios en relación al hombre, pues la grandeza<br />
de Dios nos mueve a adorarle y postrarnos a su voluntad<br />
perfecta.<br />
3. la doctrina de la iglesia, pues la iglesia debe administrar la<br />
verdad de Dios, pero no debe obligar las conciencias de sus<br />
miembros.<br />
4. la doctrina de la soberanía de Dios, pues él es el único que<br />
puede establecer cómo quiere ser adorado.<br />
5. la doctrina <strong>del</strong> hombre y el pecado, pues el hombre ha sido<br />
corrompido de tal manera que no busca a Dios, sino que<br />
tiende siempre al pecado.<br />
Juan Calvino nos regaló la hermosa realidad de un Dios que vive y<br />
late entre su pueblo, cuyo conocimiento profundo según él mismo ha<br />
querido revelarse, nos invita diariamente a postrarnos en amorosa<br />
adoración, motivados únicamente por quíen es y qué ha hecho (origen<br />
de nuestra salvación). Esta es la base fundamental por la que la iglesia<br />
<strong>El</strong> <strong>principio</strong> <strong>regulador</strong> <strong>del</strong> <strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong> 127