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El-principio-regulador-del-culto-cristiano

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Asimismo, en el artículo 32 de esa misma confesión leemos: "Creemos<br />

además, que los que rigen las iglesias ... deben cuidar de no desviarse de lo<br />

que Cristo, nuestro único Maestro, ha ordenado."<br />

La Palabra de Dios ha sido dada para nuestro provecho y edificación.<br />

Su correcta utilización produce satisfacción en el hombre y en Dios. Su<br />

incorrecta utilización hace al hombre un sacrílego que profana la<br />

Palabra de Dios, y es culpable de profanar una cosa extremadamente<br />

santa. Esto lo expresa claramente Juan Calvino en su comentario de 2<br />

Timoteo 3.16:<br />

“¿Quién es aquél que por naturaleza no desea su dicha y su<br />

salvación? ¿Y dónde podríamos encontrarla sino en las sagradas<br />

escrituras, por las cuales nos es comunicada? ¡Ay de nosotros si no<br />

escuchamos a Dios cuando nos habla, sabiendo que él no quiere otra<br />

cosa sino nuestro provecho! Él no busca su propia ventaja, pues<br />

¿Qué necesidad tiene de ella?<br />

Asimismo, se nos recuerda que no leamos las escrituras como para<br />

satisfacer nuestras curiosidades, ni para sacar de ellas cuestiones<br />

inútiles. ¿Por qué? Porque es útil para la salvación, dice Pablo.<br />

Entonces, cuando yo explico las escrituras, tengo que guiarme por<br />

esta consideración: que aquellos que me escuchan pueden recibir<br />

provecho de la doctrina que yo enseño, para que sean edificados para<br />

salvación. Si no tengo ese deseo, y no procuro la edificación de<br />

aquellos que me escuchan, soy un sacrílego que profano la Palabra<br />

de Dios. Por otra parte, los que leen las escrituras, o que vienen al<br />

sermón para escuchar, si buscan una tonta especulación, si vienen<br />

para divertirse, son culpables de haber profanado una cosa muy<br />

santa.” 82<br />

Debemos advertir que estas cosas no solo las encontramos en las<br />

iglesias falsas, sino que también encontraremos problemas similares<br />

en las iglesias verdaderas cuando vemos surgir el legalismo, o la<br />

inclusión de elementos de <strong>culto</strong> que enfatizan los sentimientos y las<br />

emociones, por sobre la Palabra de Dios.<br />

Debemos permanecer alejados de todo lo que nos desvíe de la Palabra<br />

de Dios por el hecho de que todo lo que debemos conocer sobre el<br />

<strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong> está contenido en ella y cuyo canon, o sea la voluntad<br />

revelada de Dios, se encuentra completa y cerrada. Cada elemento de<br />

82<br />

Calvino, Juan. Comentario a las Epístolas Pastorales de San Pablo. Grand Rapids, TELL, 1968.<br />

64 <strong>El</strong> <strong>principio</strong> <strong>regulador</strong> <strong>del</strong> <strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong>

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