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hermano: "¡Conoce al Señor!" , porque todos, desde el más pequeño<br />
hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor—. Yo les<br />
perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»<br />
(Jeremías 31.31-34).<br />
Teniendo en cuenta que Jesús es el verdadero Israel de Dios, entonces<br />
todos los que estamos unidos a él en virtud de la gracia recibida por<br />
medio de la fe, somos también el nuevo Israel de Dios. 40<br />
Ya que existe un único pacto de gracia (bajo diferentes<br />
administraciones), las demandas al pueblo Israel <strong>del</strong> Antiguo<br />
Testamento son también aplicables a la Iglesia <strong>del</strong> Nuevo Testamento.<br />
Efesios 4.5 deja en claro que hay "un solo Señor, una sola fe, un solo<br />
bautismo".<br />
Por esta razón es que siempre debemos aclarar que lo que en tiempos<br />
<strong>del</strong> Antiguo Testamento era expresado en tipos y sombras, se hace<br />
realidad en el Nuevo Testamento, a través <strong>del</strong> cumplimiento o<br />
ratificación de las promesas de la antigua administración. Pablo<br />
explica esto en Colosenses 2.17, diciendo:<br />
"Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la<br />
realidad se halla en Cristo."<br />
La ley es tan solo la sombra de los bienes venideros (Hebreos 10.1) y<br />
no la presencia misma de esas realidades, por eso la ley "nunca puede,<br />
mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer<br />
perfectos a los que adoran."<br />
Únicamente Jesucristo es la realidad de lo prometido, y por lo tanto<br />
únicamente Jesucristo hace perfectos a quienes le adoran.<br />
Realidad y promesa se unen bajo un solo pacto entre un mismo<br />
pueblo de Dios.<br />
G. I. Williamson 41 afirma que la relación existente entre el creyente <strong>del</strong><br />
Antiguo Testamento y el tabernáculo (y el templo), es análoga (o un<br />
tipo) a nuestra propia relación con la Jerusalén celestial (Hebreos 12).<br />
Ningún otro <strong>culto</strong> legítimo puede ser ofrecido a Dios excepto en<br />
sujeción y dependencia de la mediación sacerdotal perfectamente<br />
prescripta que era ejecutada a través de estos sacrificios. Porque “sin<br />
40<br />
Clark, R. Scott. <strong>El</strong> Israel de Dios (traducción de David Barceló) en http://wscal.edu/clark [consulta 22/09/09]<br />
41<br />
Williamson, G. I. The Regulative Principle of Worship en Ordained Servant (Vol. 10 N. 4), Carson,<br />
Committee on Christian Education of the Orthodox Presbyterian, pp. 67-78<br />
36 <strong>El</strong> <strong>principio</strong> <strong>regulador</strong> <strong>del</strong> <strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong>