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preguntes: "¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses,<br />
para que yo pueda hacer lo mismo?"<br />
La antítesis es permanecer separado (como expresión de santidad), y<br />
la manifestación <strong>del</strong> grado de cumplimiento de esa demanda de<br />
fi<strong>del</strong>idad, queda expresada en la adoración. Deuteronomio 12.31<br />
propone lo siguiente:<br />
“No adorarás de esa manera al Señor tu Dios, porque al Señor le<br />
resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses.<br />
¡Hasta quemaban a sus hijos e hijas en el fuego como sacrificios a<br />
sus dioses!"<br />
Continúa diciendo Clark 39 que esta misma enseñanza, que es la base<br />
<strong>del</strong> PRCC, queda sellada a fuego para la observancia <strong>del</strong> pueblo de<br />
Dios (ya sea Israel o la iglesia) al poner Jehová su marca:<br />
“Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni<br />
quitar nada.”<br />
Esta misma “regulación” se extiende al canon <strong>del</strong> Nuevo Testamento,<br />
al advertir en Apocalipsis 22.18-19:<br />
“A todo el que escuche las palabras <strong>del</strong> mensaje profético de este<br />
libro le advierto esto: Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él<br />
las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita palabras de este<br />
libro de profecía, Dios le quitará su parte <strong>del</strong> árbol de la vida y de la<br />
ciudad santa, descritos en este libro.”<br />
Ambas advertencias tienen un mismo peso y autoridad, ya que ambas<br />
se encuentran expresadas dentro de un mismo pacto de gracia, sellado<br />
en la eternidad. Puesto en palabras <strong>del</strong> profeta Jeremías:<br />
“Vienen días —afirma el Señor— en que haré un nuevo pacto con<br />
el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el<br />
que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los<br />
saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era<br />
su esposo —afirma el Señor—.<br />
»Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de<br />
Israel —afirma el Señor—: Pondré mi ley en su mente, y la<br />
escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.<br />
Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su<br />
39<br />
Clark, R. Scott. <strong>El</strong> Israel de Dios. 2001 (traducción de David Barceló) en http://wscal.edu/clark [consulta<br />
22/09/09]<br />
<strong>El</strong> <strong>principio</strong> <strong>regulador</strong> <strong>del</strong> <strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong> 35