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El-principio-regulador-del-culto-cristiano

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La desobediencia de un rey: Uzías<br />

Un caso ejemplificador es el <strong>del</strong> Rey Uzías quien dice el texto bíblico<br />

de 2 Crónicas 26 fue embriagado por la arrogancia por su gran poder, lo<br />

cual le llevó a la desgracia. <strong>El</strong> texto nos dice que Uzías quiso adorar a<br />

Dios a su manera y entró al templo para ofrecer incienso:<br />

“... Se rebeló contra el Señor, Dios de sus antepasados, y se atrevió<br />

a entrar en el templo <strong>del</strong> Señor para quemar incienso en el altar.<br />

Detrás de él entró el sumo sacerdote Azarías, junto con ochenta<br />

sacerdotes <strong>del</strong> Señor, todos ellos hombres valientes, quienes se le<br />

enfrentaron y le dijeron: «No corresponde a Su Majestad quemar el<br />

incienso al Señor. Ésta es función de los sacerdotes descendientes de<br />

Aarón, pues son ellos los que están consagrados para quemar el<br />

incienso. Salga usted ahora mismo <strong>del</strong> santuario, pues ha pecado, y<br />

así Dios el Señor no va a honrarlo.» (2 Crónicas 26.16-18)<br />

<strong>El</strong> rey se enfureció pues se sintió insultado pues consideraba que su<br />

ofrenda de incienso debía ser aceptada, y no rechazada. Pero la<br />

condenación de Dios fue ejemplar:<br />

“... Pero en ese mismo instante, allí en el templo <strong>del</strong> Señor, junto al<br />

altar <strong>del</strong> incienso y <strong>del</strong>ante de los sacerdotes, la frente se le cubrió de<br />

lepra. Al ver que Uzías estaba leproso, el sumo sacerdote Azarías y<br />

los demás sacerdotes lo expulsaron de allí a toda prisa. Es más, él<br />

mismo se apresuró a salir, pues el Señor lo había castigado.” (2<br />

Crónicas 26.19-20)<br />

Uzías sufrió el castigo de la lepra hasta su muerte. Ningún hombre, ni<br />

siquiera un rey, puede violentar el templo para ofrecer algo que Dios<br />

no ha instruido. Esta fue la ofensa, y Jehová mostró toda su ira.<br />

<strong>El</strong> caso de Nadab y Abiú<br />

Veamos ahora un caso paradigmático según aparece en el texto de<br />

Levítico 10.1-2:<br />

"Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su<br />

incensario y, poniendo en ellos fuego e incienso, ofrecieron ante el<br />

Señor un fuego que no tenían por qué ofrecer, pues él no se lo había<br />

mandado. Entonces salió de la presencia <strong>del</strong> Señor un fuego que los<br />

consumió, y murieron ante él."<br />

<strong>El</strong> <strong>principio</strong> <strong>regulador</strong> <strong>del</strong> <strong>culto</strong> <strong>cristiano</strong> 41

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