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!A tus ordenes!

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Está todo tan borroso, que no sé qué pensar.

Fuera como fuere, era una boda y ambos habíamos bebido más de la cuenta,

así que la conversación tan informal estaba más que justificada.

Reviso mi reloj de la mesilla de noche. Para estas horas de la tarde, Lindsay y

Jack ya deben de estar rumbo a su impresionante viaje de luna de miel. Si no

recuerdo mal, se marchaban a descubrir el exotismo de Cartagena de Indias y

pasarían allí una larga y romántica quincena. Cojo mi teléfono móvil,

perezosa, y me hago un ovillo dentro de las sábanas para repasar su

contenido. Tengo varios emails de trabajo, pero nada importante que precise

una respuesta inmediata. Justo cuando estoy a punto de bloquear la pantalla,

el dispositivo se actualiza y me entra un nuevo email a la bandeja de entrada.

Es de Jack Ackerman, que se ha molestado en escribirme de camino al

aeropuerto para detallarme el asunto del viaje a España. Mi avión despega

mañana y debo elegir dos ayudantes con los que realizar el viaje. Me explica

que alguien de su confianza nos estará esperando en el aeropuerto de Madrid

y que, una vez allí, comenzaremos a repasar los escenarios de interés que ha

señalado el consejo de la empresa. Suena un auténtico horror, sí. Pero…

¿Acaso tengo algo mejor que hacer? Pues no. Antes de despedirse, Jack me

dice que no me ha llamado porque supondría que estaría durmiendo y añade

que una vez aterricen en Colombia, Lindsay me llamará y me terminará de

explicar todos los demás detalles.

Le contesto que no es necesario, que disfruten de su viaje de bodas y que se

olviden de mí y del trabajo. “Es una orden”, escribo, antes de despedirme.

Después, cierro los ojos y pienso en el viaje a España.

Dos ayudantes. Evidentemente, uno de esos puestos se lo ofreceré a Tom. El

segundo… Tendré que pensarlo.

Me resulta tan excitante pensar que estaré en un avión con Tom… y que

ambos dormiremos muy cerca encerrados en un mismo hotel. Desayunar,

comer y cenar juntos, unas copas después del trabajo, un poco de turismo

después de ver los escenarios de rodaje... La verdad es que no puedo negarlo,

suena realmente bien. Eso sí, como jefa suya y mujer escarmentada que soy,

no permitiré caer en la tentación. En cierto modo, Tom me recuerda bastante

a Dexter.

— Por eso no debería pedirle que me acompañe… — tarareo con una sonrisa

tonta en la cara.

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