You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
1
Hoy, más que nunca, soy consciente de todos los defectos que tengo.
Hasta hacía muy poco consideraba que mi vida era casi perfecta. Y digo
“casi”, por no decir que era perfecta del todo — sonaría demasiado mal — .
Pero desde hace algún tiempo todo ha ido cuesta abajo y sin frenos, y todavía
no he descubierto cómo parar esa enorme bola que no para de crecer y que
amenaza con llevarme por delante.
Dexter era mi perfecto novio. Sí, el verbo en pasado, porque desde hace más
de un año, no lo es. Me ha costado aceptarlo, pero sospecho que él era mi
pilar y mi seguridad. Me veía guapa y había dejado de acomplejarme con mis
kilos de más porque él — era un bombón, tengo que admitirlo por mucho
que le odie en la actualidad — , estaba conmigo y me quería tal y como era.
O eso pensaba hasta que me dejó por otra más guapa — y más delgada —
que yo. En definitiva, no sólo destruyó el cuento de hadas que había formado
en base a nuestra relación, sino que además, me dejó hundida y sintiéndome
una auténtica basura.
Unos meses después de que me dejara adelgacé muchísimo. No hice ninguna
dieta ni nada parecido, pero estaba tan deprimida que mi estómago no admitía
ningún alimento. Lo malo fue que, cuando empecé a comer, sufrí un efecto
rebote de lo más horrible y ya he recuperado casi todo lo que perdí. Ahora,
mis defectos han salido a la luz con más fuerza que nunca. Soy fea, estoy
gorda, no considero que tenga ningún tipo de atractivo y creo que soy
demasiado inocente. Lo de inocente lo digo porque durante muchísimos años
creí que Dexter era perfecto, que yo era perfecta y que nuestra historia de
amor era real. Consideraba que afrontábamos las cosas como dos adultos y
que respetábamos nuestras opiniones más allá del egoísmo propio. No