25.05.2020 Views

!A tus ordenes!

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

20

La siguiente localización es tan bonita o más que la anterior.

Es imposible no enamorarse de la montaña cuando en su interior se esconden

lugares tan únicos y espectaculares.

El monte de Santa Tecla está repleto de restos de aldeas celtas. Aunque de

muchas no queda nada más que una pequeña circunferencia rocosa, se puede

intuir a la perfección cómo eran esas pequeñas casitas que tiempo atrás

fueron habitadas por los celtas. Una vez Tom ha fotografiado la zona,

dejamos atrás el castro y nos encaminamos hacia la cima.

Agradezco la ropa cómoda que he escogido para esta subida y me sorprende

al comprobar que me importa poco — o más bien, nada — lo que Tom

opine de mi vestimenta. Es más, así vestida, me siento apropiada y bien. Me

siento genial.

Mario nos guía hasta una preciosa ermita de estilo románico del siglo XII. El

día nos ha sorprendido con un sol esplendido, así que nos acercamos al borde

del acantilado para contemplar mejor lo que la montaña nos brinda; la

desembocadura del río Miño y, más allá, el país vecino de Portugal. El lugar

es impresionante y la mañana se nos pasa en un suspiro.

Cuando descendemos, Tom está un poco más parlanchín y doy por hecho que

su enfado va menguando a medida que pasa el tiempo. Eso, y que regresamos

a casa, claro. Una última visita a Madrid y el avión de vuelta al mundo real

nos estará esperando.

No puedo apartar la mirada de Mario cuando no me ve. Sé que no debería

haberme encariñado con alguien que, casi con total seguridad, no volveré a

coincidir nunca más. Una despedida, un adiós y todo lo que podría haber sido

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!