Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
colocando su mano sobre la piel desnuda de mi brazo. El contacto me resulta
tan impactante que casi siento que me ha electrocutado.
— Jefa… — murmura en voz baja con timidez.
Un cosquilleo recorre mi estómago.
“¡Ay, Tom!”, suspira mi consciente, recordando con detalle el morboso sueño
que he vivido junto a él esa noche. Sus besos calientes y pasionales, el lavabo
en silencio con el único sonido de nuestras roncas respiraciones. Sus manos
frías sobre mi piel, la baldosa del lavabo sobre mis nalgas mientras él me
separaba las piernas con lujuria. Sus manos nerviosas recorriendo mis
pechos. La excitación haciéndonos presos de nuestros instintos más salvajes y
animales… El calor asciende por mis entrañas mientras él me mira y yo le
miro.
Sus labios se entreabren ligeramente, invitándome a besarle. El morbo del
momento es tal que siento que no puedo controlar mis impulsos. Necesito que
sea él quien dé el primer paso. Que sea Tom quien me bese y me empuje
contra la pared. ¡Dios! Puedo imaginármelo. Estoy deseando que ocurra. Que
tire de mi coleta hasta deshacerla, que introduzca sus traviesas manos por
debajo de mi blusa y que libere mis pechos del sujetador. Que me vuelva
loca, que me pida en un susurro que nos vayamos a la habitación…
— ¿Te parecería muy inadecuado…? — comienza, tartamudeando con
nerviosismo.
“Hazlo, Tom. Pregúntamelo”, pienso, mordiéndome el labio salvajemente
para intentar controlarme.
Su mano aún está sobre mi brazo.
— Esto…, sí yo… ¿si fuera yo quién escogiera al segundo ayudante?
— concluye, pegándole un manotazo a mi desvariante imaginación.
Necesito un par de segundos para regresar a la realidad.
Sacudo la cabeza, intentando despejarme y aparentar normalidad.
— No, claro… — aseguro, aún con las piernas temblorosas — , encárgate tú,
claro…
Tom sonríe.
— Gracias, jefa.