25.05.2020 Views

!A tus ordenes!

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Estoy deseando tenerle desnudo sobre mí, pero parece que el guapo de Tom

primero quiere hacerme sufrir mucho. Vuelve a darme su dedo y yo, como

una chica obediente, lo vuelvo a chupar.

— A sus órdenes, mi señor… — digo sonriente y juguetona.

Él asiente.

— Me gusta — dice, mientras saca el dedo de mi boca y comienza, una vez

más, a deslizarlo por mi piel desnuda.

Esta vez no se detiene en mis pechos y continúa más abajo, haciéndome

temblar con tan sólo utilizar la imaginación. Y entonces, lo hace. Llega a mi

humedad y lo pasea sobre ella superficialmente hasta, después, introducirlo

en mi interior.

— Repite eso… — me pide, penetrándome y haciendo que mi espalda se

arquee de placer.

— El qué… — murmuro, incapaz de concentrarme en nada.

— Que estás a mis órdenes — dice con la voz ronca, mirándome fijamente a

los ojos — . Repítelo.

— A sus órdenes, mi señor… — consigo decir entre espasmo.

Ahora ya no es un dedo el que entra y sale de mí. Si no dos.

Héctor se tumba sobre mi cuerpo sin dejar de jugar conmigo y se mete uno de

mis pechos en la boca. Muerde mis pezones hasta casi hacerme daño, pero

descubro que es un dolor del todo satisfactorio y que me encanta. Continúa

así, sin parar, obligándome a retorcerme del placer hasta que, de pronto, un

orgasmo increíble atraviesa mi organismo partiéndome por la mitad.

Él, satisfecho, sonríe. Pero su mirada lujuriosa y salvaje me deja claro que no

está dispuesto a terminar ahí. Tom se apresura a desatarse el pantalón y

bajarse el bóxer con rapidez, liberando su muy bien dotado miembro.

— Oh, Dios… — suspiro, mordiéndome el labio con desesperación.

— Gírate en el sofá.

Yo asiento.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!