14.02.2023 Views

El Asegurador 15 Feb 23

En la publicación del 15 de febrero, El Asegurador presenta el análisis de la resolución dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con la que se condena a una aseguradora al pago de daño moral y daños punitivos. Además, la organización Mexicanos Primero detalla cómo las aseguradoras pueden apoyar a la sociedad para atender la problemática del rezago educativo. Adicionalmente, la COVID-19, que generó indemnizaciones por un monto global de 3,217 millones de dólares, ya es considerada una enfermedad endémica por la AMIS; con ello finalizan los reportes mensuales de esta institución sobre las repercusiones de la pandemia.

En la publicación del 15 de febrero, El Asegurador presenta el análisis de la resolución dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con la que se condena a una aseguradora al pago de daño moral y daños punitivos.

Además, la organización Mexicanos Primero detalla cómo las aseguradoras pueden apoyar a la sociedad para atender la problemática del rezago educativo.

Adicionalmente, la COVID-19, que generó indemnizaciones por un monto global de 3,217 millones de dólares, ya es considerada una enfermedad endémica por la AMIS; con ello finalizan los reportes mensuales de esta institución sobre las repercusiones de la pandemia.

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Ciudad de México / <strong>Feb</strong>rero <strong>15</strong>, 20<strong>23</strong>. <strong>15</strong><br />

De trajes a la medida a prótesis financieras<br />

#Opinión<br />

MÁS VALE PREVENIR<br />

Raúl Carlón Campillo<br />

tranquilidadyproyeccion@gmail.com<br />

@rcarlon3<br />

raul.carloncampillo.1<br />

En días pasados, platicando con<br />

colegas de la instrucción, resaltábamos<br />

la importancia de<br />

la asesoría como base de la actividad<br />

de intermediación mencionada en el<br />

Reglamento de Agentes de Seguros.<br />

La expresión de “diseñar trajes a la<br />

medida” surgió de inmediato como<br />

parte de ese argumento tantas veces<br />

esgrimido al referirse a la asesoría de<br />

los intermediarios hacia los prospectos<br />

y asegurados.<br />

La analogía, válida a pesar del<br />

tiempo de uso, tiene la posibilidad de<br />

ver truncado el objetivo cuando aquel<br />

a quien se visita es usuario de prendas<br />

que, desde la mirada de quien escribe,<br />

fueron usadas antes de ser vendidas.<br />

Con sólo ver luidos los muslos de un<br />

pantalón uno creería que tal presencia<br />

obedece al uso previo que la prenda<br />

tuvo. Lo mismo para chamarras o<br />

hasta camisas, que toman esa moda<br />

sin reparar en el precio que llega a pagarse<br />

por lucir semejante confección.<br />

En materia de previsión, diseñar trajes<br />

a la medida es sinónimo de analizar<br />

las condiciones de riesgo y capacidad<br />

económica que permitiría pagar una<br />

prima accesible por una cobertura suficiente.<br />

Sólo que, en muchos casos, el cálculo<br />

de la prima accesible cede su lugar<br />

a la suficiencia de cobertura para riesgos<br />

específicos de bienes y personas. Cuando<br />

el precio es presentado como un importante<br />

atributo del producto, el riesgo<br />

de quedar insuficientemente cubierto se<br />

convierte en una lamentable realidad.<br />

Ante tal situación, el traje diseñado<br />

pudo haber cumplido con el precepto<br />

del precio que se pagó por él, aunque la<br />

tela o la confección sean de tal calidad<br />

que en un par de puestas la prenda luzca<br />

brillosa, desgastada o hasta rota. <strong>El</strong> “traje<br />

a la medida” resaltó el precio sobre la<br />

calidad. Cumplió con el objetivo de ser a<br />

la medida de su capacidad de pago, pero<br />

insuficiente frente a la necesidad de cobertura.<br />

Ante esa disyuntiva, el diseñador,<br />

costurero, sastre o confeccionador<br />

queda por debajo de la expectativa en el<br />

momento más importante del contrato<br />

de seguro: cuando la póliza debe ser utilizada<br />

ante un siniestro.<br />

Cuando la pérdida llega y el capital<br />

contratado resulta insuficiente para<br />

afrontarla, el descrédito de la póliza, la<br />

aseguradora, el asesor, el ajustador o la<br />

persona que encarna la presencia de la<br />

firma se convierte en el protagonista del<br />

evento, ¡a pesar de que la aseguradora<br />

pague lo que fue contratado como suma<br />

asegurada! En esos casos, la lamentación<br />

es por la insuficiencia de lo cobrado<br />

como indemnización, sin recordar<br />

el enorme beneficio que el cliente<br />

experimentó cuando le hicieron una<br />

rebaja o un ajuste en el precio.<br />

Hablar de “trajes a la medida” ha<br />

sido útil para vestir la asesoría, pero<br />

ante el riesgo de que el traje se elija y<br />

se acepte por lo que cuesta tendremos<br />

una realidad distinta cuando se trate<br />

de cobrar. <strong>El</strong> dilema está entonces<br />

entre pagar poco o menos que otros<br />

y cobrar mucho o más que otros,<br />

combinación que, específicamente en<br />

nuestro sector, resulta complicado encontrar.<br />

La asesoría que confecciona<br />

“trajes a la medida” puede tener una<br />

versión mejor. Buscando analogías entre<br />

la actividad de intermediación centrada<br />

en asesoría financiera y la comprensión<br />

de la mayoría de las personas sobre la<br />

importancia de la previsión, encontré<br />

una diferencia entre confeccionar “trajes<br />

a la medida” y ofrecer “prótesis financieras”.<br />

De las primeras ya hemos hablado;<br />

de las segundas explico en términos<br />

generales de lo que se trata.<br />

Una prótesis representa una sustitución<br />

anatómica y funcional de alguna<br />

parte del cuerpo. Dentro de las más comunes<br />

encuentro los lentes, los implantes<br />

dentales, las extremidades (dedos,<br />

manos, pies y piernas) y las válvulas del<br />

corazón. En cualquiera de esos casos, la<br />

prótesis sustituye la función y anatomía<br />

perdidas permitiendo al paciente mantener<br />

su vida en condiciones cercanas a la<br />

normalidad. En igualdad de circunstancias,<br />

un seguro del ramo que sea sustituye<br />

el bien perdido o la función que tenía<br />

el siniestrado. En materia de seguros de<br />

personas, el seguro paga cuentas de hospital,<br />

educación de los niños, jubilación<br />

de adultos mayores y manutención de<br />

los miembros de una familia. Por medio<br />

de esa “prótesis financiera” es posible seguir<br />

caminando, respirando, viviendo o<br />

garantizando la vida de quienes se quedan.<br />

<strong>El</strong> seguro visto como “prótesis financiera”<br />

hará la función encomendada<br />

siempre que se evalúe adecuadamente<br />

la pérdida que se deberá cubrir.<br />

La diferencia entonces entre el traje<br />

y la prótesis, además de las funciones<br />

evidentes, es naturalmente el costo. Si<br />

bien puede haberlas económicas, quien<br />

las necesita para sustituir la función y<br />

anatomía de lo perdido regularmente<br />

se fijará más en la calidad, durabilidad<br />

y beneficio que le traerán que en lo que<br />

cuestan. Además, las prótesis se desgastan<br />

y necesitan sustituciones y mantenimiento.<br />

Una prótesis reparada reduce<br />

sensiblemente el beneficio al usarla. Una<br />

nueva, resistente, fabricada con materiales<br />

y tecnología de primera calidad facilita<br />

la vida. Un seguro con esas características<br />

también. Quien compra un traje<br />

lo hace para vestir bien. Quien compra<br />

una prótesis lo hace para mantener caminando<br />

su propia vida.<br />

Finalmente tocamos el tema de la previsión.<br />

Comprar una “prótesis financiera”<br />

resulta imposible cuando la pérdida<br />

ya ocurrió. Se precisa hacerlo antes de<br />

que la pérdida llegue, lo cual complica<br />

la comprensión y valoración del importe<br />

de las pérdidas, aunque siempre estará<br />

el argumento de cerciorarse del importe<br />

de capital líquido que las personas y empresas<br />

tienen guardado solamente para<br />

pagar pérdidas. Desde luego que las hay,<br />

pero con absoluta certeza puedo afirmar<br />

que son muy pocas. Además, ¿qué necesidad<br />

habría de reservar dinero propio<br />

cuando se puede comprar capital en un<br />

contrato para pagarlas?<br />

Centrar el argumento en el traje conduce<br />

la entrevista al glamour de la marca<br />

para soportar el precio. Centrarlo en<br />

cambio en la prótesis la conduce a la<br />

funcionalidad que ésta tendrá dado<br />

el momento de usarla más que el de<br />

comprarla. En ese sentido, de sastres<br />

o diseñadores de prendas propongo<br />

convertir a los asesores en especialistas<br />

protésicos. Para lograrlo, la asesoría<br />

puede centrarse en la valuación<br />

de las pérdidas más que en el costo de<br />

los productos. Vender productos es<br />

distinto de ofrecer asesoría. A su vez,<br />

asesorar es distinto de educar al prospecto.<br />

La aspiración natural del sector<br />

es, sin duda, contar con una población<br />

adecuadamente asegurada. <strong>El</strong> camino<br />

seguido ha sido entrenar asesores que,<br />

irremediablemente, tienen un objetivo<br />

comercial para poder vivir de la<br />

intermediación.<br />

<strong>El</strong> siguiente nivel se orienta a educar<br />

a la población con programas abiertos,<br />

anteponiendo el objetivo educativo al<br />

comercial y conscientes de que un ciudadano<br />

culto en materia de previsión<br />

aceptará la asesoría a partir de tener la<br />

firme intención de asegurarse, lo que facilitará<br />

la intermediación; por otra parte,<br />

tal ciudadano informado centrará su<br />

decisión en la cobertura más que en el<br />

precio, pero a este asunto nos referiremos<br />

en la próxima entrega.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!