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tradición oral de Ladinos Pardos - el diario del gallo

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37<br />

Esquipulas se nos acabo <strong>el</strong> bastimento o comida, cuando todavía nos faltaba como un día entero<br />

<strong>de</strong> camino; veníamos por Ipala. Recuerdo que mi abu<strong>el</strong>o se a<strong>de</strong>lantó y encontró unos ríos; los<br />

<strong>de</strong>más lo alcanzamos y lo encontramos bañándose; algunos le preguntaron: -¿Bueno y qué pasó?<br />

Y él les contestó: _ Es que me vine a bañar por si <strong>el</strong> hambre es <strong>de</strong> calor. Esas eran frases<br />

comunes <strong>de</strong> escuchar aquí en Jalapa.<br />

Don Emilio Valenzu<strong>el</strong>a Ordoñez al<strong>de</strong>a Azucenas.<br />

Cuento<br />

Mis abu<strong>el</strong>os eran cazadores y salían a cazar sin perros sin nada. Un compadre <strong>de</strong> mi abu<strong>el</strong>o<br />

llamado Juan le <strong>de</strong>cía: -Mirá Perfecto en tal parte dicen que hay un venado, y si tenés valor<br />

vamos a traerlo. –Vamos le <strong>de</strong>cía mi abu<strong>el</strong>ito. –Mira pués ya que tenés valor me vas a pegar tres<br />

sombrerasos en la cara, y yo me voy a combertir en coyote. Cuando mi abu<strong>el</strong>o le pegaba los<br />

sombrerasos se iba aquél coyote a la montaña a buscar <strong>el</strong> venado. – Eso sí, le dijo <strong>el</strong> compadre<br />

Juan a mi abu<strong>el</strong>o, - cuando yo regrese me tenés que volver a pegar tres sombrerasos para que yo<br />

me vu<strong>el</strong>va a convertir en persona. Todo esto sucedía como en una hora, hora y media. Cuando<br />

querían comer carne eso hacían ir a cazar convertidos en coyotes.<br />

También se cuenta que antes, en una laguna <strong>de</strong> estas montañas iban las personas a sacar tamales;<br />

la laguna hervía pero no en toda <strong>el</strong> agua, sólo hervía en ciertas partes, <strong>el</strong> agua hervía <strong>de</strong> una forma<br />

mágica. La persona <strong>el</strong>egida entraba al agua y sacaba aqu<strong>el</strong>las toladas <strong>de</strong> tamales calientes; lo<br />

único extraño era que se los tenían que comer en <strong>el</strong> mismo lugar, porque al comerlos en otro ya<br />

no les aparecían. Era en <strong>el</strong> punto <strong>de</strong> aparecimiento don<strong>de</strong> podían disfrutar <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>los tamales,<br />

podían invitar gente que para todos abundaba, pero sólo allí en la laguna, hoy en día se terminó<br />

toda esta magia.<br />

Cuento<br />

Por don Em<strong>el</strong>io Valenzu<strong>el</strong>a Ordoñez<br />

Una vez una mamá tenía un muchacho, la mamá ya estaba muy anciana y <strong>el</strong> hijo era enfermo<br />

mental. Un día <strong>el</strong>la le dijo a su hijo: _ Mirá hijo quiero me vayas a hacer un favor, porque yo ya<br />

no puedo salir, me canso; a<strong>de</strong>más quiero que vayas aprendiendo a hacer tus mandados, tus cosas,<br />

y él le contestó: _ esta bueno mamá, en qué le puedo servir. Mirá le dijo <strong>el</strong>la, me vas a ir a<br />

comprar una libra <strong>de</strong> café, porque ya no tengo, pero a vos te van adar dos libras <strong>de</strong> café, así en<br />

pulpa para que a mi me salga una, no se te olvida verdad le dijo, la mamá. No mamá dijo él, usted<br />

me dijo que <strong>de</strong> dos libras <strong>de</strong> café me salga una. La madre le dijo: _ si se te olvida, ayudate<br />

repitiendo en <strong>el</strong> camino: <strong>de</strong> dos que salga una. El patojo se fue repitiendo <strong>de</strong> dos que salga una,<br />

<strong>de</strong> dos que salga una.<br />

En <strong>el</strong> camino <strong>el</strong> muchcacho repetía aqu<strong>el</strong>las frases, cuando estaban unos hombres tapiscando en<br />

la orilla <strong>de</strong> la calle, cuando oyeron al muchacho repetir aqu<strong>el</strong>las cosas. Ellos le dijeron: _ Y vos<br />

qué estás diciendo? Y les contestó: _ <strong>de</strong> dos que salga una. Los hombres interpretaron mal lo que<br />

<strong>de</strong>cía este joven, ya que la milpa estaba ruina, y <strong>el</strong>los pensaron que <strong>de</strong> dos tareas que salga una.<br />

Enojados los hombres agarraron al muchacho y le pegaron.

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