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su ministerio , se ponía á estudiar hasta ías ocho
de la noche. A esta hora se iva a la Catedral, y
y en la Capilla de la Sagrada Comunión perseverava
en Oración Mental hasta las diez , ó cerca de ellas.
En este familiar trato inteleéiual con Dios
cstrivava su mayor gozo , y complacencia , y en
prueva de ello decia : vayan los que quieran a sus
tertulias , que yo no quiero mas, que conversar con
Jesu Cbristo. Sabia bien por experiencia la diferiencía
que ay de la conversación del Criador ár la de
las Criaturas , de que se seguía la preferencia de
aquella. En ella le comunicó el Señor tanto dolor de
sus pecados , y tantos deseos de servirle , que no
pudiendo contener muchas veces en el secreto del
corazón tan inflamados afeílos, prorrumpía en llantos
, ayes , y suspiros. No pocas vezes al oírle los
que estavan en la Iglesia , juzgaron le huvicse dado
algún accidente , y fingiendo algún pretexto , entravan
en la Capilla , pero le hallavan immoble , como
sí fuera una estatua , puesto de rodillas , y fixos sus
ojos en el tabernáculo : Señal evidente , que alli cs-í
tava su corazón , (/) donde estava. su tesoro. Enfermo
de amor , como ío contestan varias cartas suyas
escritas á personas espirituales, se quexava como
otra Santa Teresa de Jesús, de que no huviera muchos
enfermos de esta enfermedad de íimor de Dios.
En unas de eltas dice así : Bi^n sabe N. st llega a
poner un hombre tan embriagado del amor de Di-oSf
que dice á el amado de su Alma mil ternuras , y
amorosamente llora , w , da voces , io alaba , lo hen-^
dicey
(/) Mat. Cap, 6. V. 21,
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