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ra, No hemos de pelear, dice el Apóstol, (u)cott
un enemigo débil , pusilánime terreno. Hemos de
combatir con un enemigo todo espirita j su poder
$é extiende por todo el Mundo 5 á su sueldo milita
todo el Infierno.. Asi como no ay lugar libre de.íus
tentaciones , asi, igualmente no se reconoce edad,
á quien perdone su malicia > no ay sexo de que no
se valga para sus depravados designios. Como un
León furioso , por valerme de las palabras del Aposjppb'S.
Pedro ( Í; .), havia pretendido en varias ocasiones
devorar á Don Antonio ; mas aunque siem.f
pre vencido , nunca escarmentado , le arma un lazp,
tanto mas seguro , quanto el medio era , no solo honesto
, si obligatorio. Se vale de una Muger instrumento
el mas proprio, para dar asalto á su caSc
tidad. La hermosura de su rostro, la blandura de
sus palabras, los atavios, y ademanes alagúenos, junr
•to á lo Tetirado del lugar, donde Ja oía cierto negocio
que fingió, fueron otros tantos enemigos, que
mancomunados pretendieron asaltar su corazón. Reconoció
Don Antonio el peligro 5 advirtió en sus raieqíbros
Como el Apóstol -, (x) otra Ley contraria a
la del Espíritu ; y convertido a Dios con sinceridad
,de corazón , exclamó : Ha Señor y bien sabéis Vos^,
que poy la carga que haveis fado a- mis débiles ombros
me hallo en, tan gran peligro , sin quererlo , ni
' haverlo buscado 5 fexo Vos me baveis de librar.
Solo este pasaje fue bastante, para que el Ds;mpnio
cruelmente le. atormentara con la representación
.
(^) Jd Epfies. Caj?. 6. V. 12. (-.V:) lé, iPetr.Cap.
5, y. 8. ( A; ) Rom. Cap. 7. v. 23...,. :,-y:. •• .j
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