D. - Ayuntamiento de Murcia

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parte de su aflicción, llorando qual otro Pablo (c)
con los mismos enfermos, quando le falrava con que
socorrer sus necesidades. Para este mismo fin pedia
á personas caritativas quantiosas limosnas , las que
repartia entre los necesitados , aun quando estos ocultos
en sus casas , eran viftimas de la pobreza , y
no sallan á pedirle. Irrefragable testimonio de esta
verdad foe lo acaecido en el dia del entierro de
Don Antonio. Ivan los pobres de tras del cadáver,
derramando copiosas lagrimas de sus ojos , y dicien-
»» do : ya mur ió el que nos librava de nuestras »>
5> miserias: ya acabó el que nos alirnentava. Yo no
pienso engañaros , si digo , que como en el funeral
de Santa Paula los pobres hacian ostensión de los vestidos
, con que esta Santa Muger les havia socorrido
, asi en el de Don Antonio repetían igual demonstracion
, elogiando á una voz su heroyca caridad.
Las madres asociadas de sus hijos , convertidas acia
estos , al pasar el cadáver , les decían : hijos mirad
a vuestro Padre. Qaantos, impedidos para asistir en
cl dia de su entierro , vinieron en los inmediatos, y
en el mismo lugar donde havian sido socorridos , con
lagrimas satisfacían la deuda , que havian contraído
con su bienhechor ? Ciertamente podemos decir de
nuestro difunto , lo que de Job la Escritura (d) : que
él ofreció consuelo al corazón del pupilo : fue ojos
para ciegos, pies para cojos , y se constituyó padre
de los pobres, haciendo inquisición de las necesidades
, que ignorava.
Aunque
(e) 2, Jd Cor. Cap. 11. V. 25»/ (