D. - Ayuntamiento de Murcia

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la: puerta , luego iquc toque. Ah: Señores! Qut bella
cosa es j llegar al termino de la vida con los lo*mos
ceííidos , con lamparas encendidas eh las manos^!
Aquellos denotan , que la Alma esta preparada para
aquel gran viage de la eternidad. Estas ofrecen bien
fundadas esperanzas, qlifc una eterna luz desterrará
la obscuridad de aquella negra noche , para quien
los ojos del cuerpo estarán cerrados.
Atended á los últimos días de la peregrinación
de Don Antonio en esra vida. Observad , como hace
preciosos los instantes con aftos fervorosos de ChriSf
daña piedad. Conoce, que está cerca de fallecer, y
se prepara para recibir la bendición del Señor C? )í
y.la misericordia de su Dios Salvador. La debilidad
de cabeza le afligía en extremo ; los vómitos^
y cursos le debilitavan , y molestavan > los doloreís
agudos en las espaldas , y estomago , la opresión del
pecho , con unos copiosos sudores , éxerciravan admirablemente
su invida paciencia. Quando se alivia*
va un dolor, se agravava otro, y no pocas veces
se mancomnnavan todos , pTa axormemarle todos
;uaros. Todos estos accidentes llegaron á postrarle
tanto, que parecía un Job , y aun por esto , vallen*,
dose áz las palabras del mismo , repetía (r): la ma-:
no del Señor me ha herido. Mas al paso que la pac4
te inferior ¡va desfalleciendo , la espiritual recobra*
va nuevos alientos con las fervientes jaculatorias, que
frecuenremente repetía. En medio de tantos males
quien le oyó quexar jamas ? Qué resignación podría
hallarse igual á la suya? Que paciencia nías it,\.:£l»
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