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to alf^uno. Si á este fatal suceso queréis disparar el
nombre de profecía =, por lo menos no podéis negar,
que cxperimenra el rigor de la Divina Justicia , quien
abusa de su misericordia.
Bien, al contrario podra contestar otro, que tal-,
vez vivirá, por haver abandonado el camino del precipicio
á diligencias de Don Antonio. Sumergido en
cl cieno- de; la inmundicia SÍ hallava aquel miserable
por mucho tiempo , sin que huviesen bastado otros
medios j para cortar bs estrechos lazos de una mala
amistad. Ya Don Antonio sabedor del escándalo, havia
amonestado á entrambos, á que desistiesen de su
mala vida. Ya a esfuerzos de su eficacia , y zelo,
havia reducido á' k enmienda a la mas frágil en el
sexo. Mas el obstinado hombre , lejos de seguir un
tal exeniplo , solo piensa en no interrumpir su depravada
costumbre. Solicita , inquieta , y no dexa vivir
eti paz á la incauta paloma. Quexase esta á Don
Antonio del peligro , á que se vé expuesta por la
ciega pasión de aquel hombre , á quien no quiere complacer
, pero no puede resistir. Entra en casa de la
muger el hoiTíbre , y allá se ervcanúna taiTibien Don
Antonio noticioso del caso , para reprehender la obstinación
del desventurado: Semejante en cl zelo al
Bautista , quando afeava al incestuoso Principe su Infame
comercio (O , le habla con libertad , le reprehende
con aspereza , le amenaza con la Divina Justicia.
Vosotros creeréis , que las palabras de Don
Antonio huvieran ablandado la dureza de un tal corazón.
Tanto pudiera prometerse de un zelo , aun
menos
( * )^ Mdt. Cap. 14. V, 4.
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