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CONTRA LA INERCIA AGAINST INERTIA - granada cultura

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(17) Ramón Gómez de la Serna. Ismos.<br />

Madrid: SEACEX, 2002, p. 221.<br />

26<br />

que la anterior: estamos en manos de una banda de<br />

atracadores borrachos que actúan en la sombra.<br />

El sentido del humor que Paco Pomet pone en<br />

marcha actúa más de una vez por medio del absurdo<br />

(Más corto que de costumbre, parece decir el barbero<br />

o el acéfalo cliente de una barbería en un lienzo de<br />

2004), pero más a menudo como una acerada y metódica<br />

crítica a las instituciones. Como en las controvertidas<br />

estampas de Los Caprichos de Goya, son los<br />

pies de las imágenes los que enhebran el sentido de<br />

unas escenas aparentemente ancladas en el absurdo,<br />

en lo onírico o en lo meramente anecdótico. El negro<br />

sentido del humor de Pomet hunde sus raíces en los<br />

terrenos más ponzoñosos y brillantes de las artes<br />

visuales españolas, desde Goya a Buñuel pasando<br />

por Solana hasta llegar a las inigualables viñetas de<br />

El Roto, con las que la obra de nuestro pintor guarda<br />

a veces algo así como un cierto aire de familia. Hay<br />

que acercarse un instante a la superficie de un cuadro<br />

y observar el rostro de alguna figura, porque ¿qué<br />

hay en ellos? Rara vez algo auténticamente humano,<br />

y a menudo solo máscaras solanescas. La pincelada<br />

precisa pero muy suelta de Pomet ofrece en los rostros<br />

poco más que trazos desencajados, monigotes<br />

oscuros como los que poblaron las paredes de la<br />

Quinta del Sordo. Observemos, por el contrario, los<br />

rostros que dalinianamente emergen allí donde no<br />

se los espera: en la columna de humo que brota de<br />

la locomotora de Treblinka (2007), monstruosa faz<br />

humana para la inhumana maquinaria del holocausto<br />

nazi; o en la enorme bola de fuego de una explosión<br />

en Sam (2009), auténtico rostro del poder tras<br />

innumerables conflictos a lo largo y ancho del mundo.<br />

Las cabezas de tebeo –estas sí, perfectamente<br />

definidas– que Pomet ha injertado en las figuras que<br />

pueblan la escena militar de Academia (2011) [p. 76]<br />

recuerdan a aquel número en el que Miguel Gila<br />

conferenciaba con el enemigo y pedía agujeros para<br />

los cañones (auténtica cumbre del humor absurdo español,<br />

no desprovisto de raíces en la obra de Miguel<br />

Mihura o de García Berlanga, ni de efectos terapeúticos<br />

para un país en el que el recuerdo de la Guerra<br />

Civil permanecía latente). La fértil convergencia del<br />

humor con la <strong>cultura</strong> española era precisamente uno<br />

de los argumentos que Ramón Gómez de la Serna<br />

desarrollaba en el capítulo de Ismos (1932) dedicado<br />

al Humorismo: «Todo lo que es solemne trata de corregirlo<br />

el español, gracias a como lo toma con aire<br />

humorístico; y si se fotografiase la expresión con que<br />

atisban los más listos las grandes paradas, se vería<br />

dominar el gesto humorístico», 17 aserto este que<br />

parece pensado para obras como la citada Academia,<br />

pero también para La pajarita rosa (2010) [p. 77],<br />

donde quizás resuenan los fascistas-payaso de Fellini,<br />

o Avant-garde (2010), auténtico desfile militar de<br />

gigantes y cabezudos. La chocante presencia de Epi

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