CONTRA LA INERCIA AGAINST INERTIA - granada cultura
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lejanas, la vestimenta trata de proponer al niño como<br />
un adulto; el golpe de efecto lo produce una especie<br />
de intervención quirúrgico-pictórica que ha desubicado<br />
los miembros inferiores de los cuerpos sustituyéndolos<br />
por las patas del mobiliario que, conforme<br />
al estereotipo universal del retrato de cuerpo entero,<br />
acompaña a la figura para articular la composición.<br />
El truco de sustitución resulta más evidente si comparamos<br />
el lienzo del niño con la imagen original<br />
de la que Pomet se ha servido: una fotografía del<br />
peruano Martín Chambi (1891-1973) titulada Niño<br />
con sombrero (1928). Hubiera bastado con el tono<br />
y el gesto demacrado de los rostros y de los cuerpos<br />
desangelados para desmontar como una máscara<br />
el estereotipo –artificial, burgués, amanerado– del<br />
retrato infantil, pero la lógica pometiana actúa para<br />
conducir la imagen hacia el terreno de lo monstruoso<br />
y lo grotesco, con la particularidad de que aquí no<br />
se agota en el mero truco quirúrgico: la cosificación<br />
que sufren estos niños es también la enfermiza afloración,<br />
la expresión física de una trayectoria vital<br />
apenas iniciada en la que una herencia material, pero<br />
sobre todo moral y social, los retiene, los paraliza y<br />
los asimila al mobiliario de un decorado más amplio<br />
en el que pronto no podremos discenir «entre el sentimiento<br />
de obligación y voluntad».<br />
Sin caer en un determinismo estéril, Paco Pomet<br />
denuncia que la posibilidad de liberación y de<br />
construcción de una identidad auténticamente propia<br />
puede requerir un arduo itinerario. Ninguna sonrisa<br />
asoma cuando vemos que la madre que sostiene en<br />
brazos a un bebé en Custodia (2008) [p. 117] tiene<br />
una monstruosa cabeza de caballo en la que ninguno<br />
de sus hijos parece reparar. La idílica escena que ya<br />
describíamos en Ness (2008) [p. 12] experimenta<br />
una inversión diametral en Rehén (2010): un paseo<br />
en barca se transforma en una terrorífica escena de<br />
iniciación para un niño que mira aterrorizado el agua<br />
y que es a su vez socarronamente observado por los<br />
miembros de su familia, dotados todos ellos con un<br />
pico de pato en sustitución de la boca (hibridación<br />
con un claro origen en la estética de Walt Disney).<br />
La etiqueta de lo surreal y de lo chocante no bastan<br />
para definir la enorme inquietud que el viejo tema<br />
de la conformación del inviduo en relación al medio<br />
pueden llegar a alcanzar en cada una de estas imágenes.<br />
De igual modo, la proposición del lenguaje<br />
visual pometiano exige del espectador, en cuanto<br />
que individuo, que se deshaga de hábitos perceptivos<br />
<strong>cultura</strong>lmente adquiridos para acceder a una interpretación<br />
propia de lo que ve:<br />
El juego figurativo en el que suelo zambullirme<br />
cuando pinto me ayuda a refrescar, revisar y examinar<br />
lo aprendido y lo heredado, y trata de alimentar<br />
una ingenuidad activa que invite a mirarlo