CONTRA LA INERCIA AGAINST INERTIA - granada cultura
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(25) Esta aportación de Paco Pomet aparece<br />
recogida en W. Manrique Sabogal, «Un<br />
grito de guerra», en Babelia, Suplemento<br />
Cultural del Diario El País, 5 de marzo<br />
de 2011.<br />
34<br />
todo de nuevo con una transparencia y una expectación<br />
que interrogue ataduras visuales, deudas<br />
estéticas, dogmas y asignaturas aprobadas. 25<br />
VII. CoNTRA <strong>LA</strong> TIERRA PRomETIdA<br />
En el mundo realmente invertido, lo verdadero<br />
es un momento de lo falso.<br />
Guy Debord, La sociedad del espectáculo<br />
Kavafis nos dijo que solo al final de una vida repleta<br />
de experiencias, de calamidades y de satisfacciones<br />
comprenderíamos qué son las Ítacas, y que ese chispazo<br />
final de la conciencia nos liberaría del anhelo<br />
de arribar a un lugar que, sencillamente, no existe<br />
más que en la literatura. Guy Debord nos advirtió, en<br />
cambio, que la promesa del bienestar y su inseparable<br />
y constante insatisfacción eran la principal causa<br />
de alienación del hombre inmerso en un modelo<br />
de explotación específicamente propio de nuestro<br />
tiempo que denominó sociedad del espectáculo. La<br />
radical diferencia entre la Ítaca homérica y la tierra<br />
que la sociedad de consumo promete consiste en que<br />
mientras la primera es un acicate para la construcción<br />
del héroe, la segunda, en cambio, solo fabrica<br />
autómatas insatisfechos. Así pues, ¿qué es la Tierra<br />
Prometida? ¿Qué son las Tierras Prometidas?<br />
En un cuadro titulado Ruido (2008) [p. 75] vemos<br />
a un orador frente a su micrófono, y aunque su<br />
enorme cabeza guarde rasgos estalinianos, poco importa<br />
de quién se trate en particular. Está ofreciendo<br />
un discurso electoral, una arenga militar, o quizás<br />
un sermón religioso (y puede que incluso todo esto<br />
a la vez), pero sin duda nos invita a pensar que el<br />
valor de su discurso es inversamente proporcional al<br />
tamaño, también enorme y delirante, de sus manos:<br />
comprendemos que únicamente se trata de ruido mediático,<br />
de mentiras, de promesas. La fuente de inspiración<br />
visual no proviene esta vez de los dibujos<br />
animados sino de un cortometraje español no muy<br />
difundido y que se conoce con el título de El orador<br />
(1928). Se lo debemos a Feliciano Vítores, un pionero<br />
del cine sonoro español, y en él aparece, sin más<br />
labor de montaje que lo que una cámara fija registra,<br />
una de las famosas conferencias-maleta que Ramón<br />
Gómez de la Serna impartía en aquellas fechas allí<br />
por donde pasaba. En estas conferencias (dignas<br />
precursoras de lo que posteriormente llamaríamos<br />
performance) el escritor solía llevar consigo una<br />
maleta o un bául repleto de objetos dispares que iba<br />
mostrando y describiendo al público como una excusa<br />
para enhebrar su fragmentaria y genial visión del<br />
mundo. En un momento dado de la cinta Ramón se<br />
coloca un enorme guante blanco en la mano derecha<br />
y lo presenta como la «mano convincente»; lo que