CONTRA LA INERCIA AGAINST INERTIA - granada cultura
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(24) Iván de la Torre Amerighi. «Extrañezas<br />
cotidianas para un mundo insoportable», en<br />
G-Train. Cádiz: Diputación, 2005 (catálogo<br />
de Paco Pomet).<br />
30<br />
autoridad que cada uno de estos retratos trata de<br />
representar por separado, pero, puesto que abordan<br />
distintas parcelas en la biografía de cualquier individuo<br />
(familia, escuela, servicio militar, trabajo, ocio),<br />
parece más bien como si en conjunto articularan<br />
una oposición frontal a la inercia que, a través de<br />
esas instituciones, conforma la identidad de cada<br />
individuo como el producto de una maquiavélica<br />
cadena de montaje. Es curioso comprobar cómo el<br />
tema reaparece con diferentes matices en las escasas<br />
obras –del reciente periodo monocromático– en las<br />
que Pomet se ha acercado al tema del paisaje o del<br />
territorio. En First attempt (2004) [p. 31] una línea<br />
de color rojo recorre la vista de un núcleo urbano<br />
desde un punto elevado: aparece por la izquierda y<br />
cruza primero el porche de una vivienda, asciende<br />
luego hasta lo que parece la torreta de un complejo<br />
minero o industrial y vuelve a descender hasta el<br />
cementerio donde, tras enredarse en varias lápidas,<br />
vuelve a perderse por la derecha, hacia no sabemos<br />
dónde. Iván de la Torre Amerighi ha sugerido que<br />
este extraño paisaje no es sino una «alegoría de los<br />
tres estados del ser humano: el trabajo, el reposo y<br />
la muerte», 24 lo que, representado de un modo tan<br />
sumario y a tan pequeña escala confiere un aspecto<br />
desolador a la idea de trayectoria vital, entendida<br />
así como el fruto de un designio irreparable o de<br />
un orden –social y lineal– rígidamente establecido.<br />
Algo similar ocurre en Lo nuestro (2006), donde una<br />
cuerda roja acota un espacio que comprende lo que<br />
parece una iglesia o un gran inmueble, y a lo lejos,<br />
de nuevo un edificio de aspecto fabril cuya chimenea<br />
se dobla irrealmente bajo la tensión ejercida<br />
por la cuerda. En La herencia (2009) [p. 62] es una<br />
vivienda la que se deforma cómica y blandamente<br />
(exactamente del mismo modo en que ocurriría en<br />
una cinta de dibujos animados) bajo la presión de<br />
otra cuerda roja que atrapa el inmueble tal como se<br />
atraparía una cabeza de ganado. Subyace en estas<br />
obras una visión de la vida como una trayectoria<br />
fatídicamente unida a lugares o inmuebles que actúan<br />
a un tiempo como objetos de ambición y como<br />
rémoras existenciales.<br />
En El heredero (2006) [p. 119] y en Heiress<br />
(2010) Paco Pomet retoma todos estos conceptos<br />
sintetizando una melancólica visión del individuo y<br />
los condicionamientos a los que se ve sometido ya<br />
desde el mismo ámbito de lo privado y lo familiar,<br />
y en un estadio vital sobre el que el artista vuelve<br />
una y otra vez: la infancia. Ambos lienzos consisten<br />
en la alteración de sendas fotografías de estudio<br />
donde un niño y una niña, respectivamente, posan<br />
visiblemente incómodos ante el objetivo de la cámara.<br />
Todo en el lienzo es elocuente: los rostros nos<br />
miran patética y directamente, y, conforme a viejas<br />
costumbres que no nos resultan todavía demasiado