El cos: objecte i subjecte de les ciències humanes i socials El ...

to participate in the representation of angels. In the sixteenth century, for instance, music could
accommodate the simulation of rhetorical speech or the kinetic activities of dance, but both of
these practices involved processes that tethered the sense of motion firmly to metaphors of
earth-bound bodies.
In the early seventeenth century, however, the leaders of the Counter-Reformation sought ways
of displaying mystical experiences through material means. Bernini’s statue of Saint Teresa or
his astonishing altarpieces that appear, despite their enormous weight, to spiral up into space
may be the best known products of that cultural agenda. But musicians also contributed, in part
thanks to new musical procedures developed for an ensemble of female virtuosos in the court of
Ferrara.
In this paper, I will focus on Monteverdi’s “Duo Seraphim,” from the Marian Vespers of 1610,
and its remarkably carnal simulation of spiritual beings. I will trace the techniques necessary for
such images both back to music composed for the concerto delle donne and also forward to the
aesthetic values of the emerging violin sonata. All of these invite us to escape the gravitational
pull to which we are subject on earth and to identify instead with a “virtual” angelic body. I hope
to shed light on the centrality of particular metaphors of embodiment in this and subsequent
repertories of music.
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29.01 matí/mañana/morning
S. PARAL·LELES/ S. PARALELAS/ PARALLEL SESSIONS:_______________
I. Sala d’actes RESIDÈNCIA CSIC:
El cuerpo en los discursos sobre la escucha musical
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Marta García Quiñones
Universitat de Barcelona
La idea de que la música esté ahí fundamentalmente para ser escuchada se considera, en
nuestra civilización occidental, casi como una obviedad. Sin embargo, colocar la escucha en el
centro de la experiencia musical significa ya de entrada privilegiar ciertas modalidades de
participación en eventos musicales, que son precisamente las de naturaleza más intelectual.
Asumiendo la arbitrariedad que supone dividir las funciones de los participantes entre
intérpretes y audiencia –división que, en muchos casos, no es nada clara–, esta ponencia
pretende señalar el olvido del cuerpo del oyente en los discursos musicológicos sobre la
escucha musical y, en particular, en la tradición de la música culta. Un olvido que no deriva, sin
embargo, de su irrelevancia significativa, sino, por el contrario, del estrecho vínculo entre los
discursos estéticos sobre la experiencia musical, supuestamente autónoma, y ciertas
condiciones materiales de atención, que comprenden sobre todo la inmovilidad y el silencio de
los oyentes. En último extremo, y al contrario de otras culturas que consideran la música
inseparable de la danza, la idea occidental del oyente de música clásica parece fundamentarse
en una supresión del cuerpo, que se piensa más como un obstáculo a vencer que como un
instrumento de goce estético. Más allá de la educación en la subjetividad implícita –como la
musicología contemporánea ha señalado con énfasis– en las obras que forman el canon
clásico, la práctica de la escucha de concierto aparece como una disciplina corporal en la que
se inscribe un modelo del orden social.
Cuerpo, Escena, Música