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Vitín Baronetto, Carlos Gonella y Carlos Vicente, fuera de la sala de audiencias.<br />
el que mejor ilustró lo que desde hace un tiempo<br />
se define como “dictadura cívico-militar”.<br />
A fines de agosto, el juez federal de La Rioja<br />
Daniel Herrera Piedrabuena ordenó detener en<br />
la cárcel de Bouwer a los ex jueces Miguel Angel<br />
Puga y Carlos Otero Alvarez –uno de los que<br />
dictó la primera condena a Menéndez– y al ex fiscal<br />
Antonio Cornejo y los ex defensores oficiales<br />
Luis Molina y Ricardo Haro les concedió el beneficio<br />
de la prisión domiciliaria. Dos meses después,<br />
procesó a Otero Alvarez por “encubrimiento”,<br />
a Puga y Cornejo por “incumplimiento de la<br />
obligación de promover acción penal” y sobreseyó<br />
por falta de mérito a Molina y Haro (aunque el<br />
fiscal Carlos Gonella adelantó que apelará los sobreseimientos).<br />
A los procesados, el juez los acusa<br />
de pretender “asegurar la impunidad de los autores<br />
de aberrantes delitos con su inactividad”.<br />
La conmoción en la torre del Parque Sarmiento<br />
fue directamente proporcional al esfuerzo realizado<br />
por los querellantes, el ex preso político<br />
Luis Miguel Baronetto y sus abogados Rubén<br />
Arroyo y Miguel Ceballos –hijo de una de las<br />
víctimas de la UP1–, para sostener esta denuncia<br />
presentada en septiembre de 2007.<br />
A partir de que la jueza Cristina Garzón de<br />
Lascano la separó de la instrucción de la causa<br />
UP1, siguió un intrincado derrotero, en el que<br />
dos jueces y cinco fiscales debieron apartarse, algunos<br />
por “amistad íntima” o por adelantar opi-<br />
UMBRALES - CRÓNICAS DE LA UTOPÍA - 17<br />
nión y otros recusados por “decoro” o por favorecer<br />
a los imputados. El caso parecía destinado<br />
a languidecer por vencimiento de plazos procesales<br />
o “punto final biológico”, hasta que fueron designados<br />
como juez y fiscal “subrogantes” Herrera<br />
Piedrabuena y Gonella, quienes se mostraron<br />
ajenos a los compromisos de la “Sagrada Familia<br />
Judicial” y reactivaron la investigación.<br />
Para Jorge Auat, titular de la Unidad Fiscal<br />
que coordina los juicios de derechos humanos,<br />
“Córdoba ha dado un gran paso, que marca<br />
un punto de inflexión y pone a la luz del sol<br />
lo que realmente ocurrió en aquellos tiempos”.<br />
Pero también alerta: “Las estrategias de impunidad<br />
del sistema judicial seguramente va a seguir<br />
operando como gran cepo para el avance de estas<br />
causas. Hay que avanzar en las investigaciones<br />
sin ningún tipo de miramientos ni privilegios<br />
para nadie”.<br />
Ya el juicio de la UP1 había revelado la complicidad<br />
de la Iglesia Católica con aquellos crímenes.<br />
Si se concreta, el proceso a los magistrados seguramente<br />
mostrará por qué –como dice el auto de<br />
procesamiento– no cumplieron con “el rol exigible<br />
a quienes ocuparon tan altas magistraturas y funciones,<br />
que no era otro que asegurar la vida, la integridad<br />
y la dignidad de las personas”. n<br />
*Periodista. Escribe en las revistas El Sur y El<br />
Avión Negro.