Informe central - Prensa Red

alguien se queda con una importante parte del
trabajo sexual ajeno.
Pero hoy, sus resultados son disímiles. Sí se
han clausurado varios de estos lugares, pero no
es que se haya terminado con este fenomenal negocio
ilegal, sino que éste cambió de fisonomía
para recrudecer su clandestinidad y cambiar de
caja. Se cambiaron las luces rojas, el caño y la
música por departamentos cerrados y privados,
por encuentros pagos en hoteles por hora.
Pese a su profusa difusión, esta ley impone
como penas sólo “clausuras y arrestos de hasta
60 días”. A raíz de su aplicación, hasta ahora
tampoco se iniciaron causas importantes por trata
de personas y por proxenetismo. Desde la filial
Córdoba de la Asociación de Mujeres Meretrices
(Ammar) resaltaron durante estos meses que
fueron las trabajadoras sexuales las que pagaron
los platos rotos, aquellas mujeres que ejercían la
prostitución por su cuenta y que empezaron a figurar
como “rescatadas” en los partes de prensa
oficiales. “A las verdaderas víctimas de trata no
las busca nadie”, resumió Eugenia Aravena, secretaria
general de Ammar.
Estigmatizar
“Después del factor Blumberg en Argentina,
hubo todo un proceso muy complicado de volver
mucho más identificables a aquellos actores que
eran portadores del caos, del deterioro y del miedo.
Hubo un proceso de construcción muy claro.
No quiere decir que no existiera antes pero quiero
decir que ése es un punto que reencausa mucho
del proceso argentino en lo que podemos llamar
desde este planteamiento la ‘antropoformización
de los miedos’, que pasa por el proceso a través
del cual la sociedad le pone rostro y cuerpo a
aquellos elementos que le producen miedo”.
La antropóloga mejicana Rossana Reguillo es
hoy una de las voces más lúcidas latinoamericanas
para abordar desde la teoría la problemática
“narco”. Abocada a enfocar sus estudios en las
culturas juveniles, en escucharlos y verlos interactuar,
suele viajar de manera periódica a la
UMBRALES - CRÓNICAS DE LA UTOPÍA - 73
Argentina, donde aprovecha para reencontrarse
con amigos y, sobre todo, ampliar sus marcos de
observación.
En una de estas últimas visitas, la entrevistamos
para el diario La Voz del Interior, charla en
la que se mostró bastante sorprendida, para mal,
por la continuidad en Córdoba del Código de Faltas.
“Es que ahí está, es esa clave. El Código de
Faltas tiene tres aristas. Una primera es que es
totalmente anti institucional, es la manera de ir
minando y sacándole derechos a cierta población
-que todos ya sabemos a quiénes nos referimos-
por la vía no judicial, que es gravísimo.
Que el policía sea el que decida si eres culpable
o inocente es un retroceso en términos democráticos
que para una sociedad como ésta, que
se ha esforzado por restituir una lógica de derechos,
debería ser intolerable. Me voy preocupada,
no logro entender por qué no está fuertemente
instalado el tema. El segundo elemento
tiene que ver con que las figuritas a las que alude
el Código, la del merodeo es delirante, implica
justamente la idea de cuerpos inconvenientes en
lugares donde no se supone que estén. Esto me
parece que es por la vía de los hechos la negación
de las garantías más elementales de libre
tránsito que toda sociedad debiera defender de
manera contundente para todos sus miembros.
Tú sí circulas porque eres rubio y yo no porque
soy moreno”, criticó.
Y continuó: “Hay una lógica de persecución
y criminalización sobre ciertos sectores
sociales que son los jóvenes en condiciones de
precarización y exclusión urbana. Y éste es un
fenómeno que no es nuevo. En 2003, cuando
Rafael D’Angelo se hace cargo de la Policía
Bonaerense dijo en su primera declaración pública,
a los tres días de haber tomado el cargo,
que iba a cerrar las villas para que los delincuentes
no salieran de ahí. Eso es un estado de
sitio. Esto viene de 2003 y me parece que en el
caso de Córdoba se ha agravado y no se justifica
de ninguna manera. Y una tercera cuestión,
es que son procesos tan pequeñitos, tan a cuen-