socialismo
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a ir más allá de los límites en los cuales el trabajo es un placer. Puede<br />
admitirse que el trabajo despierte en él menos sentimientos penosos<br />
que en el hombre cuya actividad está limitada a un objeto determinado,<br />
dado- que cada vez que emprende un trabajo nuevo su actividad le procura<br />
una satisfacción nueva también. Si a pesar de esto los hombres<br />
han adoptado la división del trabajo y no han dejado de hacerla progresar,<br />
la razón consiste en que han reconocido que la superioridad del<br />
rendimiento que de ella se obtiene ofrece ventajas sobre la disminución<br />
de agrado que por lo mismo resulta. No se podría restringir la división<br />
del trabajo sin disminuir su productividad. Esto es válido en todas las<br />
formas del trabajo, y creer lo contrario es ilusión.<br />
Si no se quiere detener el progreso social, no debe buscarse el ·remedio<br />
a los inconvenientes que presenta el trabajo especializado, para<br />
el espíritu y el cuerpo del individuo, en la supresión de la división del<br />
trabajo, sino en el esfuerzo mediante el cual cada individuo tiende a<br />
volverse un hombre completo. La solución no reside en una reforma de<br />
las condiciones del trabajo, sino en un mejoramiento del consumo. El<br />
medio de lograr este fin se encuentra en los juegos y los deportes, el<br />
arte y la lectura.<br />
No es el origen de la evolución económica en donde es necesario<br />
buscar al hombre armoniosamente desarrollado en todas sus facultades.<br />
El hombre que subviene casi solo a todas sus necesidades, que nos<br />
representamos bajo los aspectos del campesino de los valles alejados,<br />
no ofrece en lo absoluto este desarrollo noble y armonioso del cuerpo,<br />
de la inteligencia y del corazón que se complacen en atribuirle los románticos.<br />
La cultura intelectual es el producto de las horas de recreo,<br />
de la tranquila comodidad que solamente proporciona la división del<br />
trabajo. Nada es más falso que suponer que el individuo aislado apareció<br />
en la historia como una individualidad autónoma y que ha perdido,<br />
en el curso de la evolución histórica que ha conducido a la formación<br />
de la gran comunidad humana, su independencia al mismo tiempo que<br />
su autonomía interior. La experiencia histórica y el estudio de los pueblos<br />
primitivos contradicen por completo una -suposición semejante. El<br />
hombre primitivo carece de individualidad en el sentido que damos a<br />
esta palabra. Dos indigenas de la Polinesia se parecen más entre sí que<br />
dos londinenses del siglo xx. La personalidad no se le ha dado al hombre<br />
desde su origen. Es un producto de la evolución social. 1<br />
1 el. Durkheim, op. cit., págs. 452..•<br />
LUDWIG VON MISES