Cuaderno Anastasio Aquino.pdf - El Socialista Centroamericano
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Jorge Arias Gómez<br />
pueblos que el gobernaba.<br />
Pero cosas que debe de afi rmarse con énfasis especial, es de que<br />
los decretos conocidos constituían medidas provisionales, dado el<br />
estado de guerra civil en que se desarrollaba el movimiento rebelde,<br />
de ahí su drasticidad. Su lectura, sin esta valoración, denotaría un<br />
ánimo sanguinario que no tuvo en mente su autor. De la interpretación<br />
unilateral, sin comprender las circunstancias, es que se han ocupado las<br />
partes interesadas en desfi gurara la gesta libertaria de los nonualcos.<br />
¿Quién no desconoce que la Ley Marcial, así como el Estado se<br />
Sitio, son medios de represión colectiva?<br />
¿Qué ordenamiento le negaba a <strong>Aquino</strong> proceder en forma de<br />
legítima defensa de su causa?<br />
Pasemos al análisis de las cuestiones esenciales.<br />
a) Basta una pequeña observación de los decretos transcritos,<br />
para aproximarse a la verdad acerca de un hecho que se atribuye a<br />
<strong>Anastasio</strong> <strong>Aquino</strong>: el de haberse coronado “rey de los nonualcos” en el<br />
Templo del Pilar, de la Ciudad de San Vicente, utilizando para el efecto<br />
la diadema de San José, hecho que se da por sentado que sucedió el<br />
día 14 de febrero de 1833.<br />
Tal hecho es controvertido. <strong>El</strong> Dr. Cevallos, en el Tomo I de su libro<br />
“Recuerdos Salvadoreños”, da a entender que es una especie atribuida<br />
al insurgente Nonualco.<br />
No hay certeza absoluta sobre este dato. Pero como especie,<br />
parece ser que fue la que más impresión causo, puesto que aun en la<br />
actualidad el “sacrilegio” que se le atribuye es lo que mas se repite, y<br />
la fi gura de <strong>Aquino</strong> se asocia inmediatamente a su “coronación” en la<br />
referida iglesia.<br />
Un enjuiciamiento de las cosas, nos da las siguientes situaciones:<br />
De la comparación del hecho atribuido a <strong>Aquino</strong>, con los decretos<br />
transcritos salta a la vista en que el titulo majestático de “Rey de los<br />
Nonualcos”, no es utilizado, y si el de “Comandante General de las<br />
Armas Libertarias de Santiago Nonualco”.<br />
Cabe hacer refl exiones, como las siguientes: ¿Será posible que el<br />
titulo majestestático aludido, proclamado, o dado en euforia del triunfo<br />
del día 14 de febrero, cediera al de “Comandante”, en el lapso de<br />
escasos dos días?<br />
Es lógico suponer que si <strong>Aquino</strong> llega a aceptar el titulo que lo situaba<br />
como raíz de una estirpe real, en el momento en que la gloria era suya;<br />
en que su explosión anímica irrumpía con un ímpetu en relación directa<br />
con el sometimiento de los siglos, es lógico, decimos, suponer que no<br />
podía renunciarlo por uno de menor jerarquía. Sufi cientes elementos<br />
existen para opinar que <strong>Aquino</strong> no era veleidoso.<br />
De llegar a ser cierta su aceptación posterior, del titulo de<br />
Comandante, en sustitución de su titulo real, estaría fuera de toda<br />
discusión un hecho: su profunda intuición democrática, su sentido<br />
Partido <strong>Socialista</strong> <strong>Centroamericano</strong> (PSOCA)<br />
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