JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
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dispuesto a disculpar todo, si se pide perdón con corazón sincero y contrito, con corazón<br />
humilde y deseoso de resucitar al bien?‖.<br />
* ―Dios perdona... pero a partir de que el Verbo haya aclarado toda verdad y dado fuerzas<br />
a las almas con su Espíritu, no le será concedido el perdón a quien muera desesperado‖.- ■<br />
Iscariote: ―Pero ciertos pecados no son perdonados. No lo pueden ser‖. Jesús: ―Eso lo dices tú.<br />
Y hasta será verdad, si el hombre así lo quiere. Pero en verdad, en verdad te digo que aun<br />
después del crimen más grande que puedas imaginarte, si el culpable corre a los pies del Padre,<br />
infinitamente perfecto, y llorando le pidiese perdón, le ofreciese expiación, pero sin<br />
desesperarse, el Padre le daría la manera de expiar para merecer el perdón y salvar su alma‖. ■<br />
Iscariote: ―Siendo así, ¿Tú dices que los hombres que cita la Escritura, y que se mataron (2<br />
Re.17,23), hicieron mal?‖. Jesús: ―No es lícito hacer violencia a nadie, y tampoco uno a sí<br />
mismo. Hicieron mal. Según su conocimiento relativo del bien, habrán conseguido de Dios, en<br />
ciertos casos, misericordia. Pero a partir de que el Verbo haya aclarado toda verdad y haya dado<br />
fuerzas a las almas con su Espíritu, a partir de ese momento, no le será concedido el perdón a<br />
quien muera desesperado. Ni en el instante del juicio particular, ni, después de siglos de<br />
Gehnna, en el Juicio Final, ni nunca ¿Es dureza de Dios esto? ¡No!: ¡Es justicia! Dirá Dios:<br />
«Tú, criatura dotada de razón y de ciencia sobrenatural, a quien crié libre, decidiste seguir el<br />
sendero escogido por ti y dijiste: ‗Dios no me perdona. Estoy separado de Él para siempre.<br />
Juzgo que debo aplicarme, por mí mismo, justicia por mi delito. Dejo la vida para escapar de los<br />
remordimientos‘, sin pensar que ya no habrías sentido remordimientos si hubieses venido a mi<br />
pecho paterno. Recibe eso mismo que has juzgado. Vete. No violento la libertad que te he<br />
dado». Esto dirá el Eterno al suicida. Piénsalo, Judas‖.<br />
* La vida ¿es fin o medio?.- ■ Jesús: “La vida es un don y hay que amarla. Y ¿qué clase de<br />
don es? Un don santo y por esto debe amarse santamente. La vida dura tanto cuanto la carne<br />
resiste. Después empieza la Vida grande, la Vida eterna, que será de felicidad para los justos y<br />
de maldición para los injustos. La vida, ¿es fin o medio? Es medio. Sirve para el fin, que es la<br />
eternidad. Y si es así, demos, pues, a la vida aquello que le haga falta para durar y servir al<br />
espíritu en su conquista: continencia de la carne en todos sus apetitos, en todos; continencia de<br />
la mente, en todos sus deseos, en todos; continencia del corazón en todas sus pasiones que saben<br />
a humano. Mientras que por el contrario, sea ilimitada el ansia hacia las pasiones que llevan al<br />
Cielo: Amor a Dios y al prójimo, voluntad de servir a Dios y al prójimo, obediencia a la palabra<br />
divina, heroísmo en el bien y en la virtud. Te he respondido, Judas ¿Te basta la explicación? Sé<br />
siempre sincero y pregunta; y si no sabes lo suficiente, estoy aquí para enseñarte‖.<br />
* ―Judas, he venido para hacer de los hombres, ángeles. Éstos, siendo espirituales, solo<br />
podían tener un pecado: la soberbia, que fue la flecha que afeó a Lucifer”.- ■ Iscariote:<br />
―He comprendido y me basta. Pero... es muy difícil llevar a la práctica lo que he comprendido.<br />
Tú lo puedes porque eres santo. Pero yo... soy un hombre joven, lleno de vitalidad...‖. Jesús:<br />
―He venido para los hombres, Judas, y no para los ángeles, que no tienen necesidad de Maestro.<br />
Los ángeles ven a Dios y viven en su Paraíso, no ignoran las pasiones de los hombres, porque la<br />
inteligencia, que es su vida, les hace conocer todo, incluso a aquellos que no son custodios del<br />
hombre. Pero, siendo espirituales, solo pueden tener un pecado, como uno de ellos lo tuvo y<br />
arrastró consigo a los menos fuertes en la caridad: la soberbia, la flecha que manchó y afeó a<br />
Lucifer, el más hermoso de los arcángeles, e hizo de él el monstruo horrible del Abismo. No he<br />
venido para los ángeles, los cuales, después de la caída de Lucifer, se horrorizan incluso ante el<br />
espectro de un pensamiento de orgullo. ■ He venido para los hombres, para hacer de los<br />
hombres ángeles. El hombre era la perfección de la creación. Tenía del ángel el espíritu, y del<br />
animal la completa belleza en todas sus partes animales y morales; no había criatura que le<br />
igualara. Era el rey de la tierra, como Dios es Rey del Cielo, y un día, el día en que él se hubiera<br />
dormido por última vez en la tierra, iba a ser rey, con el Padre, en el Cielo. Satanás ha<br />
arrebatado las alas al ángel-hombre y, en su lugar, le ha puesto garras de fiera y deseos ardientes<br />
de inmundicia y ha hecho de él un ser al que cuadra más el nombre de hombre-demonio que el<br />
de hombre a secas. ■ Yo quiero borrar la deformación causada por Satanás, destruir el hambre<br />
corrompida de la carne contaminada, devolverle las alas al hombre, y llevarle de nuevo a ser<br />
rey, coheredero del Padre y del Reino celestial. Sé que el hombre, si realmente quiere, puede<br />
hacer todo lo que digo para volver a ser rey y ángel. No os diría cosas que no pudierais hacer.<br />
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