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JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta

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por saber que está vivo y que ahora será ya un hombre!‖. Jesús: ―¿Por qué dices que el que Él<br />

huyera ha sido una gran fortuna para el mundo?‖. Pastor: ―Porque Él era el Salvador, el Mesías<br />

y Herodes le quería matar. No estaba yo cuando huyó con su padre y su Madre... Cuando tuve<br />

noticias de la matanza y volví --porque yo también tenía hijos (sollozo), Señor, y una mujer<br />

(sollozo) y me habían dicho que habían sido asesinados (otro sollozo), pero te juro por el Dios<br />

de Abraham, que temblaba yo más por Él que por mi propia carne--, supe que había huido, y ni<br />

siquiera pude preguntar, ni siquiera pude recoger a mis hijos degollados... ■ Me apedreaban<br />

como a un leproso, como un inmundo, como un asesino... Y tuve que huir a los bosques, llevar<br />

una vida de lobo... hasta que encontré a un patrón de ganado. ¡Oh, pero no es como era Anna!...<br />

¡Es duro y cruel!... Si una oveja se disloca una pata, si el lobo me lleva un cordero, o recibo<br />

palos hasta sangrar o me quita mi poca paga o debo trabajar en los bosques para otros, hacer<br />

algo, para pagar, siempre el triple del valor. Pero no importa. He dicho siempre al Altísimo:<br />

«Permíteme que vea a tu Mesías, haz que al menos sepa que está vivo, y todo lo demás es<br />

nada». Señor, pude haber devuelto mal por mal, o hacer el mal, robando, para no sufrir a causa<br />

del patrón. Pero solo he querido perdonar, padecer, ser honrado, porque los ángeles dijeron:<br />

«Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad»‖. ■ Jesús:<br />

―¿Dijeron eso exactamente?‖. Pastor: ―Sí, Señor, créelo Tú, al menos Tú, que eres bueno.<br />

Conoce Tú al menos, y cree, que el Mesías ha nacido. Nadie lo quiere creer. Pero los ángeles no<br />

mienten... y no estábamos borrachos como dijeron. Éste, mira, era entonces un niño y fue el<br />

primero en ver al ángel. No bebía sino leche. Los ángeles dijeron: «Hoy en la ciudad de David<br />

ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor, y le reconoceréis por esto: encontraréis a un<br />

Niño recostado sobre un pesebre, envuelto en pañales»‖. Jesús: ―¿De veras dijeron eso? ¿No<br />

oísteis mal? ¿No os equivocáis, después de tanto tiempo?‖. Pastor: ―¡Oh, no! ¿Verdad Leví?<br />

Para no olvidarlo --ya de por sí no habríamos podido, porque eran palabras del Cielo y se<br />

esculpieron con fuego del Cielo en nuestros corazones-- todas las mañanas, todas las noches,<br />

cuando el sol sale, cuando brilla la primera estrella, decimos esas palabras como oración, como<br />

bendición, como fuerza, y consuelo, juntamente con el Nombre de Él y el de su Madre‖. Jesús:<br />

―¡Ah! ¿decís: Mesías?‖. Pastor: ―No Señor. Decimos: Gloria a Dios en los Cielos altísimos y<br />

paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, por el Mesías que nació de <strong>María</strong> en un establo<br />

de Belén y que, siendo el Salvador del mundo, estaba envuelto en pañales en un pesebre‖. ■<br />

Jesús: ―Pero en definitiva, ¿vosotros a quién buscáis?‖. Pastor: ―Al Mesías, Hijo de <strong>María</strong>, al<br />

Nazareno, al Salvador‖. Jesús: ―Soy Yo‖. A Jesús se le ilumina el rostro al manifestarse a éstos<br />

tenaces hombres que le han amado. Tenaces, fieles, pacientes. Los tres se echan a tierra y besan<br />

los pies de Jesús entre llantos de alegría: ―¡Tú! ¡Oh!¡Señor, Salvador nuestro Jesús!‖. Jesús:<br />

―Levantáos. Levántate Elías; también Leví y tú, que no sé quién eres‖. Pastor: ―José, hijo de<br />

José‖. Jesús: ―Éstos son mis discípulos, Juan es galileo; Simón y Judas Iscariote, judíos‖. Los<br />

pastores ya no están rostro en tierra, pero sí todavía de rodillas, echados hacia atrás sobre sus<br />

calcañares. Adoran al Salvador, con ojos de amor, labios que tiemblan de emoción, con rostros<br />

enrojecidos de alegría.<br />

* ―Vosotros me dais lo que yo busco: amor, fe y esperanza que resiste por años y al fin<br />

florece”.- ■ Jesús se sienta en la hierba. Pastores: ―No, Señor. En la hierba, Tú, no, Rey de<br />

Israel‖. Jesús: ―No os preocupéis, amigos. Soy pobre; un carpintero, para el mundo. Rico solo<br />

de amor para el mundo, y del amor que los buenos me dan. Vine para estar con vosotros, para<br />

compartir con vosotros el pan de esta noche, dormir a vuestro lado sobre el heno y recibir<br />

consuelo de vosotros...‖. Pastores: ―¡Oh, consuelo! Somos hombres sin educación y<br />

perseguidos‖. Jesús: ―También Yo lo estoy. Pero vosotros me dais lo que busco: amor, fe y<br />

esperanza que resiste durante años y al fin florece. ¿Veis? Habéis sabido esperarme, al creer sin<br />

dudar que era Yo. Y Yo he venido‖. ■ Elías: ―¡Oh, sí! Has venido. Ahora, aunque me muera, no<br />

tengo nada que me dé dolor, porque lo que esperé lo tengo‖. Jesús: ―No, Elías. Tú vivirás hasta<br />

después el triunfo del Mesías. Tú, que viste mi alba, debes ver mi resplandor‖.<br />

* Elías da noticias a Jesús de la situación actual de aquellos doce pastores de Belén.- ■<br />

Después, Jesús pegunta: ―¿Y los otros? Erais doce: Elías, Leví, Samuel, Jonás, Isaac, Tobías,<br />

Jonatás, Daniel, Simeón, Juan, José y Benjamín. Mi Madre me decía siempre vuestros nombres,<br />

como el nombre de mis primeros amigos‖. Los pastores se muestran cada vez más conmovidos.<br />

Jesús: ―¿En dónde están los demás?‖. Elías: ―El viejo Samuel hace veinte años que murió. Era<br />

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