JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
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excesiva compasión‖. Iscariote: ―Entonces ¿no vamos?‖. Jesús corta tajante: ―No. Y para que a<br />
ninguno de vosotros le venga tentación, nos vamos inmediatamente‖.<br />
* Misión para Isaac. Jesús, con Judas, Juan y Zelote, al lugar donde se preparó para la<br />
misión. “Judas, no fui donde un rabí... y de Juan solo tomé el bautismo”.- ■ Jesús:“En el<br />
bosque hay sombra. Nos detendremos en las faldas del valle del Terebinto. Allí nos<br />
separaremos. Elías volverá a sus pastizales con Leví. José vendrá conmigo hasta el paso de<br />
Jericó. Después... nos volveremos a reunir. Tú, Isaac, continúa haciendo lo que hacías en Yutta,<br />
yendo desde aquí, por Arimatea y Lida, hasta llegar a Doco. Allí nos reuniremos. Hay que<br />
preparar la Judea, y tú sabes cómo hacerlo. Como has hecho ya en Yutta‖. ■ Iscariote pregunta:<br />
―¿Y, nosotros?‖. Jesús: ―Vendréis para mi preparación. También Yo me preparé para la<br />
misión‖. Iscariote: ―¿Yendo donde un rabí?‖. Jesús: ―No‖. Iscariote: ―¿Con Juan?‖. Jesús: ―De<br />
él tomé solo el bautismo‖. Iscariote: ―¿Entonces?‖. Jesús: ―Belén ha hablado con las piedras y<br />
los corazones. También en ese lugar, donde te llevo, Judas, las piedras y un corazón, el mío,<br />
hablarán y te responderán‖.<br />
* Pecado común a muchos pueblos y creyentes: mirar al obrero y no al patrón.- ■ Elías,<br />
que ha traído leche y pan negro, dice: ―Traté, mientras esperábamos, y conmigo también Isaac,<br />
de persuadir a los de Hebrón... Pero... solo creen en Juan, no juran más que por Juan, no quieren<br />
más que a Juan; es su «santo» y solo quieren a él‖. Jesús: ―Es un pecado común a muchos<br />
pueblos y a muchos creyentes que viven y vivirán. Miran al obrero y no al patrón que envió al<br />
obrero. Se dirigen al obrero sin ni siquiera decirle: «Dile a tu patrón esto». Se olvidan de que el<br />
obrero existe porque existe el patrón y de que es el patrón el que instruye al obrero y le hace<br />
apto para el trabajo. Olvidan que el obrero puede interceder, pero uno sólo puede conceder: el<br />
patrón; en este caso Dios, y su Verbo con Él. ¡No importa! El Verbo sufre, pero no guarda<br />
rencor... ¡Vámonos!‖. Termina la visión. (Escrito el 15 de Enero de 1945).<br />
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2-80-8 (2-44-484).-Jesús en el monte del ayuno y la peña de la tentación con los tres discípulos.<br />
* “Vine aquí para preparar mi misión: hacer comprender a los hombres lo que es el<br />
Señor y le amaran en espíritu y verdad...”.- (Jesús y tres de sus discípulos: Juan, Simón<br />
Zelote y Judas Iscariote, han llegado al monte del ayuno). ■ Mientras estoy mirando la<br />
desolación del lugar, me saca de este estado la voz de mi Jesús: ―Hemos llegado ya al lugar<br />
donde quería‖. Me vuelvo, le veo a mis espaldas, entre Juan, Simón y Judas, en la pendiente<br />
rocosa del monte, en el punto en que llega una vereda... sería mejor decir: en el punto en donde<br />
un largo trabajo de aguas, en los largos meses de lluvia, ha arañado la caliza excavando a lo<br />
largo de los siglos un canal apenas dibujado, por donde las aguas de las cimas se precipitan,<br />
pero que por ahora es camino para cabras montesas más que para hombres. ■ Jesús mira<br />
alrededor y repite: ―Sí, aquí es a donde quería traeros. Aquí el Mesías se preparó para su<br />
misión‖. Iscariote: ―¡Pero aquí no hay nada!‖. Jesús: ―No hay nada, tú lo has dicho‖. Iscariote:<br />
―¿Con quién estuviste?‖. Jesús: ―Con mi alma y con el Padre‖. Iscariote: ―¡Ah! ¡Estuviste aquí<br />
unas pocas horas!‖. Jesús: ―No, Judas, no pocas horas. Muchos días‖. Iscariote: ―Pero ¿quién te<br />
atendía?... ¿Dónde dormías?‖. Jesús: ―Tenía por criados a los asnos salvajes que por la noche<br />
venían a dormir a sus cuevas... en ésta donde Yo también había entrado...Tenía de criadas a las<br />
águilas que me decían: «Ya es día» con su áspero graznido al ir a buscar su presa. Tenía de<br />
amigos a las liebrecillas que venían casi a mis pies a comer las hierbas que había... Mi comida y<br />
bebida eran lo que es alimento y bebida de la flor silvestre: el rocío de la noche, la luz del sol,<br />
no otra cosa‖. Iscariote: ―Pero ¿por qué?‖. Jesús: ―Para prepararme bien, como tú dices, para mi<br />
misión. Las cosas bien preparadas salen bien, tú lo has dicho. Y mi cosa no era la pequeña,<br />
inútil cosa de hacer que brillara Yo, Siervo del Señor, sino de hacer comprender a los hombres<br />
lo que es el Señor y, a través de esta comprensión, hacer que le amaran en espíritu y en<br />
verdad. ■ ¡Desgraciado es aquel siervo del Señor que piensa en su triunfo y no en el de Dios!;<br />
que trata de sacar partido, que sueña con ponerse en alto en un trono hecho... ¡Oh, hecho con los<br />
intereses de Dios rebajados hasta el suelo, intereses que son del todo celestiales! Ya no es<br />
siervo, éste, aunque externamente lo parezca; es un mercader, un traficante, un falso que se<br />
engaña a sí mismo, que engaña a los hombres y que querría engañar a Dios... un infeliz que se<br />
cree príncipe, pero es esclavo...; es del Demonio, su rey de embuste. Aquí, en esta cueva, el<br />
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