JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
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endiciones y sus dulces reproches». ¡Quiera el Eterno y quieras tú, sobre todo tú, que Jesús no<br />
tenga otra cosa que decirte sino: «Eres bueno. Te bendigo!»‖. Iscariote: ―¡Oh, sí, Jesús, sí! Si<br />
me llegas a amar tanto, podré ser bueno como Tú quieres y como quería mi padre. Y mi madre<br />
así ya no tendrá más esa espina en su corazón. Ella siempre decía: «Te has quedado sin guía,<br />
hijo, y todavía tenías mucha necesidad de ella». ¡Cuando sepa que te tengo a Ti...!‖. Jesús: ―Te<br />
amaré como ningún otro hombre sería capaz de hacerlo. Te amaré mucho. Mucho te amaré. No<br />
me desengañes‖. ■ Iscariote: ―No, Maestro, no. Estaba lleno de contradicciones, envidias, celos,<br />
manía de ser el primero, carne... todo chocaba dentro de mí contra las voces buenas. Incluso<br />
hace poco, ¿ves?, Tú me has causado un dolor. Bueno, Tú, no, me lo causó mi malvada<br />
naturaleza... Yo creía que era tu primer discípulo... y me has dicho que tienes ya otro‖. Jesús:<br />
―Lo viste tú mismo. ¿No recuerdas de que en el Templo, durante la Pascua, estaba Yo con<br />
algunos galileos?‖. Iscariote: ―Creía que eran amigos... Creía que yo era el primer discípulo<br />
elegido y, por tanto, el predilecto‖. Jesús: ―En mi corazón no hay distinción entre los últimos y<br />
los primeros. Si el primero faltase y el último fuese santo, entonces sí se crearía ante los ojos de<br />
Dios la distinción. Pero Yo... Yo los amaré igual: con un amor de dicha al santo, y con un amor<br />
que sufre al pecador.■ Pero mira, allí viene Juan con Simón. Juan es mi primero y Simón es<br />
aquel de quien te hablé hace dos días. Tú ya los has visto a Simón y a Juan. Uno estaba<br />
enfermo...‖. Iscariote: ―¡Ah, el leproso! Recuerdo. ¿Es ya tu discípulo?‖. Jesús: ―Desde el día<br />
siguiente‖. Iscariote: ―Y yo, ¿por qué he debido esperar tanto?‖. Jesús: ―¡¿Judas?!‖. Iscariote:<br />
―Es verdad. Perdón‖.<br />
* S. Zelote habla a Jesús de Lázaro de Betania.- ■ Juan ya vio al Maestro y se lo indica a<br />
Simón. Apresuran el paso. Juan y Jesús se saludan con un beso mutuo. Simón, por el contrario,<br />
se echa a los pies de Jesús, y los besa exclamando: ―¡Gloria a mi Salvador! Bendice a tu siervo<br />
para que sus acciones sean santas a los ojos de Dios, y yo le dé gloria bendiciéndole por<br />
haberme otorgado a Ti‖. Jesús le pone la mano sobre la cabeza: ―Sí, te bendigo para agradecerte<br />
tu trabajo. Levántate, Simón. Juan, Simón... ¡éste es el último discípulo! También él quiere la<br />
Verdad. Por esto es un hermano para todos vosotros‖. Se saludan entre sí: los dos judíos con<br />
recíproca indagación, Juan con franqueza. ■ Jesús pregunta: ―¿Estás cansado, Simón?‖. Zelote:<br />
―No, Maestro, junto con la salud me ha venido un vigor, como no lo había tenido antes‖. Jesús:<br />
―Y sé que lo empleas bien. He hablado con muchos y todos me han referido de ti que les habías<br />
hablado del Mesías‖. Simón sonríe contento y dice: ―Aun ayer tarde hablé de Ti a un israelita<br />
(Lázaro de Betania) honrado. Espero que un día le conocerás. Querría yo ser quien te llevase a<br />
él‖. Jesús: ―Eso no es imposible‖. ■ Judas interrumpe: ―Maestro, me prometiste venir conmigo<br />
a Judea‖. Jesús: ―E iré. Simón continuará instruyendo a la gente sobre mi venida. Amigos, el<br />
tiempo es breve y la gente es mucha. Ahora voy con Simón. Por la tarde vosotros dos vendréis a<br />
mi encuentro por el camino del Monte de los Olivos. Distribuiremos dinero a los pobres. ¡Id!‖.<br />
Jesús, solo con Simón, le pregunta: ―¿Esa persona de Betania es un verdadero Israelita?‖.<br />
Zelote: ―Lo es. Existen en él todas las ideas imperantes, pero tiene una verdadera ansia por el<br />
Mesías. Y cuando le dije: «Está Él entre nosotros» al punto me dijo: «Feliz de mí que vivo en<br />
estos tiempos»‖. Jesús: ―Algún día iremos a su casa a llevarle mi bendición‖.<br />
* Jesús pide a Zelote comprensión y ayuda para formar a Iscariote.- ■ Luego Jesús<br />
pregunta a Zelote: ―¿Has visto al nuevo discípulo?‖. Zelote: ―Sí, es joven y parece inteligente‖.<br />
Jesús: ―Lo es. Tú que eres judío le compadecerás, más que los otros, por sus ideas‖. Zelote:<br />
―¿Es un deseo o una orden?‖. Jesús: ―Es una dulce orden. Tú que has sufrido, puedes tener<br />
mayor comprensión. El dolor es maestro de muchas cosas‖. Zelote: ―Si tú me lo mandas, seré<br />
para él comprensión‖. Jesús: ―Así es, probablemente mi Pedro, y no tan solo él, se escandalizará<br />
un poco al ver cómo cuido a este discípulo y me preocupo de él. Pero algún día comprenderá...<br />
Cuanto peor formado está uno, más necesidad tiene de cuidados. Los otros... ¡oh!, los otros se<br />
forman incluso por sí mismos, por el solo contacto. Yo no quiero hacer todo solo. Pido la<br />
voluntad del hombre y la ayuda de los demás para formar a un hombre. Os llamo para que me<br />
ayudéis... y os agradezco la ayuda‖. ■ Zelote: ―Maestro, ¿estás suponiendo que te va a<br />
defraudar?‖. Jesús: ―No. Pero es joven y se ha formado en Jerusalén‖. Jesús: ―¡Oh! Cerca de Ti<br />
se curará de todos los vicios de esta ciudad... Estoy seguro de ello. Yo, viejo ya y cansado de la<br />
vida, me he sentido nuevo desde que te he visto‖. Jesús susurra: ―Que así sea‖. Luego dice con<br />
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