JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
JUDAS DE KERIOT - Difusión obra María Valtorta
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Iscariote pregunta: ―¿Mamá, todo lo demás está hecho?‖. Madre de Judas: ―Sí, hijo mío. Creo<br />
que todo lo he hecho bien. Yo he vivido siempre aquí y no sé... no sé las costumbres de los<br />
reyes‖. Jesús: ―¿Qué costumbres, mujer? ¿Qué reyes? Pero... ¿qué has hecho, Judas?‖.<br />
Iscariote: ―¿Pero no eres Tú el Rey prometido a Israel? Es hora de que el mundo te salude como<br />
a tal, y ello debe suceder por vez primera aquí, en mi ciudad, en mi casa. Ya te venero como a<br />
tal. Por el amor hacia mí y respeto a tu nombre de Mesías, de Rey, que los Profetas, por orden<br />
de Yavé, te han dado, no me desmientas‖. ■ Jesús: ―Mujer, amigos, un momento. Debo hablar<br />
con Judas. Debo darle órdenes precisas‖. La madre y discípulos se retiran. Jesús: ―Judas ¿qué<br />
has hecho? ¿Tan poco me has entendido hasta ahora? ¿Por qué me has rebajado hasta el punto<br />
de hacerme tan sólo un poderoso de la tierra, o peor aún, uno que se esfuerza por ser poderoso?<br />
¿No entiendes que es una ofensa a mi misión y hasta un obstáculo? Sí. No lo niegues. Un<br />
obstáculo. Israel está sujeto a Roma. Tú sabes lo que ha sucedido cuando ha querido levantarse<br />
contra Roma alguien en actitud de caudillo del pueblo levantando sospechas de fomentar una<br />
guerra de liberación. Has oído, justamente en estos días, cómo se ensañaron con un Niño porque<br />
se le supuso rey según el mundo. Y ¡tú... y tú! ¡Oh Judas! ¿Pero qué esperas de un poder mío<br />
humano? ¿Qué esperas? Te he dado tiempo para que pensases y decidieses. Te hablé muy<br />
francamente desde la primera vez. Te he rechazado porque sabía... porque sé, sí, porque sé,<br />
porque leo, porque veo lo que hay en ti. ¿Por qué quieres seguirme, si no quieres ser como Yo<br />
quiero? Vete, Judas. No te hagas daño y no me lo hagas... Vete. Es mejor para ti. No eres un<br />
obrero apto para esta <strong>obra</strong>... es muy superior a ti. En ti hay soberbia, concupiscencia con sus<br />
tres ramas, autosuficiencia... tu madre misma, debe de tener miedo de ti... tienes inclinación a la<br />
mentira... ¡No! Así no debe ser el que me siga. Judas, Yo no te odio, Yo no te maldigo, tan sólo<br />
te digo --con el dolor del que ve que no puede cambiar al que ama--, te digo solo: vete por tu<br />
camino, ábrete camino en el mundo que es el lugar que quieres, pero no te quedes conmigo. ¡Mi<br />
camino...! ¡Mi palacio! ¡Oh, qué pequeñez hay en ellos! ■ ¿Sabes dónde seré Rey? ¿Sabes<br />
cuándo seré proclamado Rey?... Cuando sea levantado en un madero infame y por púrpura tenga<br />
mi Sangre, por corona un tejido de espinas, por enseña un cartel burlón, por trompetas y<br />
tambores y organillos y cítaras saludando al proclamado Rey las blasfemias de todo un pueblo,<br />
de mi pueblo. ¿Y sabes por <strong>obra</strong> de quién todo esto? De uno que no habrá entendido, que no<br />
habrá entendido nada. Corazón de bronce forjado en quien la soberbia, el sentido y la avaricia<br />
habrán destilado sus humores, y estos habrán producido como flor un montón de serpientes que<br />
se unirán como una cadena contra Mí... y como maldición en contra de él. Judas, los demás no<br />
conocen así, claramente mi suerte... y te ruego no la digas, esto quede entre tú y Yo. Por otra<br />
parte... es un regaño... y tú callarás por no decir «me regañaron». ¿Has entendido, Judas?‖. ■<br />
Judas está violáceo de tan colorado que se ha puesto. Está en pié ante Jesús. Está avergonzado,<br />
con cabeza baja... se echa de rodillas y llora con la cabeza pegada a las rodillas de Jesús.<br />
―Maestro, te amo. No me rechaces... Sí, soy soberbio, soy un necio, pero no me apartes de Ti.<br />
No, Maestro. Será la última vez que falto. Tienes razón. No he reflexionado. Pero también en<br />
este error hay amor. Quería proporcionarte mucho honor... y que los demás te lo diesen porque<br />
te amo. Hace tres días dijiste: «Cuando os equivocáis sin malicia, por ignorancia, no es error,<br />
sino juicio imperfecto de niños y Yo estoy aquí para haceros adultos». Mira, Maestro, estoy a<br />
tus rodillas... me dijiste que serás para mí un padre... y te pido perdón, te pido que me hagas un<br />
«adulto» y un adulto santo... No me despidas, Jesús, Jesús, Jesús... No todo es maldad en mí.<br />
¿Lo ves?... Por Ti he dejado todo y he venido. Tú vales más que los honores y victorias que<br />
obtenía yo cuando servía a otros. Tú, en realidad, Tú eres el amor del pobre e infeliz Judas que<br />
querría darte tan sólo alegrías y que en cambio te da dolores‖. Jesús: ―Basta, Judas. Una vez<br />
más te perdono...‖. Jesús parece cansado... ―Te perdono esperando... esperando que en el futuro<br />
me comprendas‖. Iscariote: ―Sí, Maestro, sí. Pero ahora... no quieras en modo alguno<br />
desmentirme, lo que haría de mí objeto de burla. Todo Keriot sabe que he venido con el<br />
descendiente de David, el Rey de Israel... y se ha preparado para recibirte esta ciudad mía...<br />
Creía que actuaba correctamente... creía que así mostraba cómo hay que hacer para ser temidos<br />
y obedecidos... y también a Juan y a Simón Zelote, y a través de ellos a los otros que te aman<br />
pero que te tratan como a un igual... Incluso mi madre será objeto de burla por ser madre de un<br />
hijo mentiroso y loco. Por ella, Señor mío... y te juro que yo...‖. Jesús: ―No jures por Mí. Jura<br />
por ti mismo si puedes, para no pecar más en este sentido. Por tu madre y por los ciudadanos no<br />
40