10.05.2013 Views

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

como <strong>de</strong> costumbre, pero me fue imposible <strong>de</strong>tectar cuál era la<br />

novedad. Era una sensación extraña, como la que sientes cuando<br />

llegas a casa y notas que está diferente, que algo ha cambiado,<br />

pero eres incapaz <strong>de</strong> darte cuenta <strong>de</strong> que es el jarrón <strong>de</strong> cristal el<br />

que ha cambiado <strong>de</strong> estantería. Poco a poco fui dándome cuenta<br />

<strong>de</strong> lo que ocurría. Las caras, las caras <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>l vagón<br />

reflejado se estaban crispando, agitadas y convulsas. Parecía que<br />

quisieran chillar. Estaban chillando, <strong>de</strong> hecho. Y se movían,<br />

intentaban huir. Todo ocurría muy <strong>de</strong>spacio, como si se tratase<br />

<strong>de</strong> una película vista fotograma a fotograma. Ellos intentaban<br />

huir porque estaban siendo arrollados realmente por aquel tren.<br />

A medida que éste avanzaba las personas y objetos <strong>de</strong>l vagón<br />

reflejado iban siendo barridos por el paso <strong>de</strong>l tren, y sólo iba<br />

quedando un vagón vacío. Cuando el tren hubo pasado no<br />

quedaba nadie.<br />

Cerré los ojos y los volví a abrir. Me recorrió un<br />

estremecimiento y comprendí que no olvidaría aquella ilusión<br />

óptica en toda mi vida. Entonces yo no sabia hasta que <strong>punto</strong><br />

estaba en lo cierto. Comencé a intuirlo cuando, cansado ya <strong>de</strong><br />

mirar a través <strong>de</strong> la ventanilla me <strong>de</strong>sperecé y volví la vista al<br />

interior <strong>de</strong>l mi vagón. El centenar <strong>de</strong> personas que había estado<br />

allí diez segundos antes, había <strong>de</strong>saparecido. El tren que había<br />

pasado en sentido contrario se los había llevado a todos, junto<br />

con sus reflejos.<br />

Próxima estación, Canillas.<br />

El tren no se <strong>de</strong>tuvo en la estación <strong>de</strong> Mar <strong>de</strong> cristal. Ni<br />

siquiera redujo su velocidad. La temperatura <strong>de</strong> la sangre que<br />

corría por mis venas <strong>de</strong>bió <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r varios grados en un<br />

segundo. Traté <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r lo que ocurría, pero fui incapaz <strong>de</strong><br />

encontrar una explicación razonable a lo que acababa <strong>de</strong> ver. Un<br />

tren acababa <strong>de</strong> atropellar un reflejo, y con el, la realidad. Me<br />

levanté <strong>de</strong> mi asiento aturdido y anduve por el vagón, asiéndome<br />

a todas las barras que encontraba a mi paso para no per<strong>de</strong>r el<br />

equilibrio. Efectivamente no quedaba nadie en el vagón. Todo el<br />

112

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!