10.05.2013 Views

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

inmunda, lo que le hacía ingresar en el club <strong>de</strong> los in<strong>de</strong>seables. Él<br />

era un sacerdote, no un asesino, pero había quitado la vida a un<br />

ser humano, aunque aquello no era un ser humano sino un<br />

monstruo, pero él era un sacerdote atado por el silencio, nadie<br />

podría haber impartido justicia, sólo él, sólo él, sólo él… Dios<br />

mío, perdón, ¿qué he hecho?, perdón, perdón, una vida, era una<br />

vida, igual que aquellas que Niho Galiano cercenaba con su<br />

particular guadaña.<br />

La oscuridad tragó el cuerpo agotado <strong>de</strong>l sacerdote mientras<br />

caminaba hacia el pueblo. Le pareció escuchar el crujido <strong>de</strong> los<br />

remordimientos tras <strong>de</strong> sí. Con el alma apretada entre fardos <strong>de</strong><br />

dolor, se dirigió hacia la iglesia, abrió la puerta y cayó <strong>de</strong> rodillas<br />

ante el altar. ¿Qué he hecho? Perdón, perdón, perdón, Dios mío,<br />

perdón. El cuenco callado <strong>de</strong> la noche lo acogió entre sus brazos<br />

y le infundió serenidad. La mañana le sobresaltó entre lágrimas.<br />

Cuando la luz atravesó las vidrieras impregnando el suelo <strong>de</strong><br />

distintos arcos iris, Álvaro se puso en pie, permaneció unos<br />

instantes quieto, como queriendo grabar en sus pupilas cada<br />

rincón <strong>de</strong>l recinto, miró a la figura <strong>de</strong>l Cristo crucificado y se<br />

<strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> Él para siempre.<br />

Las calles <strong>de</strong>l pueblo estaban vacías a esas horas <strong>de</strong> la mañana.<br />

Sólo se oían los pasos <strong>de</strong>l sacerdote mezclados con los latidos <strong>de</strong><br />

su corazón.<br />

Llegó a la Plaza Mayor, acarició la piel <strong>de</strong>l mundo, respiró la<br />

vida, agra<strong>de</strong>ció todos y cada uno <strong>de</strong> los minutos <strong>de</strong> los que había<br />

disfrutado a lo largo <strong>de</strong> su existencia y entró en el cuartel <strong>de</strong> la<br />

Guardia Civil.<br />

- Buenos días, padre Álvaro -saludó Fulgencio, el guardia <strong>de</strong>l<br />

puesto, simpático y bonachón-. ¡Qué madrugador está usted hoy!<br />

Álvaro no respondió. Ni siquiera pudo sonreír.<br />

- Dígame qué <strong>de</strong>sea.<br />

Su corazón fue un bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong> pesares que caían formando<br />

surcos agrietados. Le embargó tanta amargura que a <strong>punto</strong><br />

estuvo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sfallecer. Repentinamente sintió y supo con absoluta<br />

certeza que el mundo iba a <strong>de</strong>rrumbarse a su alre<strong>de</strong>dor y nada<br />

podía hacer para evitarlo.<br />

154

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!