ii concurso de relatos punto de libro
ii concurso de relatos punto de libro
ii concurso de relatos punto de libro
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
FALDUR, EL ARCHIMAGO<br />
Nilo Fernán<strong>de</strong>z<br />
Publicado en el nº 23, en mayo <strong>de</strong> 2012<br />
—Con todo respeto, Canciller, su <strong>de</strong>cisión no me parece<br />
acertada.<br />
—Ya hemos hablado <strong>de</strong> esto. ¿Acaso no es el Archimago<br />
Faldur el más avezado en el manejo <strong>de</strong> hechizos necrománticos<br />
<strong>de</strong> alto nivel?<br />
—Sí, claro. De eso no hay dudas.<br />
—¿Cuál es el problema, entonces? ¿Acaso no ha visto el<br />
currículum <strong>de</strong> ese hombre?<br />
—No es su experiencia en la materia la que me preocupa,<br />
Canciller. Sus numerosos títulos, posgrados y cre<strong>de</strong>nciales dan<br />
plena fe <strong>de</strong> su excelso conocimiento en el arte <strong>de</strong> la reanimación.<br />
Pero usted no ha conocido a Faldur personalmente, y déjeme<br />
<strong>de</strong>cirle que es un hombre muy excéntrico. Sus discursos carecen<br />
<strong>de</strong> la coherencia estilística a la que están acostumbrados los<br />
honorables hechiceros y magos que usted ha convocado el día <strong>de</strong><br />
hoy. Y sus <strong>de</strong>mostraciones prácticas carecen <strong>de</strong> tacto; se podría<br />
<strong>de</strong>cir que a veces hasta son ofensivas.<br />
—Bueno, no creo que sea para tanto. A<strong>de</strong>más, muchos <strong>de</strong><br />
nuestros magos más exitosos son personas bastante peculiares.<br />
¿Acaso niega que la excentricidad sea una característica común<br />
entre hombres como nosotros?<br />
—No, claro que no.<br />
—¿Acaso no se ha hecho famoso usted mismo por creer que la<br />
ropa <strong>de</strong> color rojo le ayuda a estabilizar sus hechizos a base <strong>de</strong><br />
fuego? Por eso anda siempre con ese dichoso pañuelillo colorado<br />
colgado <strong>de</strong>l bolsillo superior <strong>de</strong> su túnica.<br />
El Ministro Mualar frotó su pañuelo colorado con las yemas <strong>de</strong><br />
sus <strong>de</strong>dos; luego esbozó una sonrisa socarrona.<br />
—Bueno, es cierto que yo también tengo mis mañas. ¿No las<br />
tenemos todos?<br />
—Pues, a eso mismo me refiero —respondió el Canciller,<br />
46