10.05.2013 Views

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

ii concurso de relatos punto de libro

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sufrimiento e inquietud: se encogía <strong>de</strong> hombros como si tuviera<br />

frío, a pesar <strong>de</strong>l intenso calor, y no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> mirar nerviosa hacia<br />

la puerta. Su respirar era fatigoso, hasta tal que <strong>punto</strong> que por un<br />

instante, pareció que fuera a <strong>de</strong>splomarse <strong>de</strong>l esfuerzo. Se acercó<br />

a ella temiendo un <strong>de</strong>smayo y pudo contemplarla más<br />

<strong>de</strong>tenidamente, al hacerlo se percató <strong>de</strong>l anticuado vestido con<br />

que iba cubierta. No es que él fuera un experto en moda, pero no<br />

era necesario para confirmar que aquel estampado y la forma <strong>de</strong>l<br />

cuello estaban <strong>de</strong>sfasados. ¿De dón<strong>de</strong> venía aquella pobre chica?<br />

A pocos pasos <strong>de</strong> ellos, cercano a un mostrador repleto <strong>de</strong><br />

revistas y periódicos viejos, estaba el aparato que con tanto<br />

apremio reclamaba la muchacha. Se lo señaló y la chica le regaló<br />

una sonrisa. Sobre la repisa en que se apoyaba la reliquia, había<br />

a<strong>de</strong>más un ventilador <strong>de</strong> aspas que apenas tenía fuerzas para<br />

agitar el aire <strong>de</strong> la estancia (otro <strong>de</strong> los muchos aparatos<br />

rescatados <strong>de</strong>l verte<strong>de</strong>ro, que se podían encontrar en aquel lugar<br />

en medio <strong>de</strong> la nada). «Seguro que la pobre chica lleva caminando<br />

bajo el sol abrasador <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace horas», reflexionó al advertir el<br />

cansado aparato en movimiento. Volvió a sentir lástima por ella.<br />

¿Qué la habría acongojado <strong>de</strong> aquel modo? No quería<br />

incomodarla, pero era inevitable <strong>de</strong>sviar la vista hacia el rincón<br />

don<strong>de</strong> se encontraba. Al fin y al cabo a pesar <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sastroso<br />

aspecto era una chica bonita y seguramente más o menos <strong>de</strong> su<br />

edad. Por otro lado nunca hasta entonces había coincidido con<br />

alguien que no le ridiculizara por estar ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> aparatos tan<br />

poco sofisticados como aquellos, y en medio <strong>de</strong> las incómodas<br />

circunstancias era agradable. Por una vez no se sintió como un<br />

bicho raro. No obstante, algo en todo aquello no encajaba: la<br />

chica parecía culta y resultaba insólito que se hubiera presentado<br />

en aquel abandonado lugar, por no hablar <strong>de</strong> la estrambótica<br />

petición. Hacía décadas que el teléfono había pasado a ser un<br />

vestigio <strong>de</strong>l pasado; asimismo, ni siquiera parecía asombrada ante<br />

los viejos surtidores <strong>de</strong> combustible que permanecían en el<br />

exterior, a pesar <strong>de</strong> las pocas gasolineras que contaban ya con<br />

ellos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> los automóviles eléctricos o híbridos.<br />

¿Era ella acaso una <strong>de</strong> esas víctimas que alguien recluía contra su<br />

133

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!